Después de casi dos meses de vacaciones musicales me ha costado un poco vestirme y salir a la calle un viernes por la noche para ir a ensayar. Quédate en casa, idiota, deja la coral y ahórrate estos compromisos, ¿qué necesidad tienes de complicarte la existencia? ¿no ves que vivirías más tranquilo y sin obligaciones? El viento de la calle ahoga la voz de mi conciencia y camino los pocos metros que me separan del local de ensayo. Las compañeras que ya han llegado me saludan. ¡Anda, te has dejado barba! Sí, bueno, dejé de afeitarme en vacaciones y así está la cosa, ¿cómo ha ido el verano? Muy bien, ¿y tú? También, también, sí, de maravilla. La directora se sitúa de pie junto al piano y nosotros nos repartimos de izquierda a derecha en semicírculo y por cuerdas: sopranos, tenores, contraltos y bajos. Instalo un atril frente a mí y coloco en él mi carpeta negra, que no he tocado desde el uno de agosto. La abro mecánicamente, mis ojos se posan sobre los pentagramas y recuerdo por qué estoy aquí. Las partituras, todas las partituras, siempre son bellas.
sábado, 25 de septiembre de 2010
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6 comentarios:
Eres un divo!!!! Ja, ja... Me encanta cantar!!! No lo he hecho nunca profesionalmente ni he estado en una corarl pero lo hago a diario.
Soy la más diva de mi casa.
Ah, no, yo no soy divo, eso lo dejo para los tenores y yo canto, desde hace ya diez años, en la cuerda de los graves. Ahora bien: no dudo ni lo más mínimo que tú eres la diva más diva de las divas de tu casa. Apuesto a que eres soprano.
Yo soy Mezzosoprano, pero he perdido bastante voz. :(
Yo no canto jamás..tengo un oido enfrente del otro, pero me indentifico completamente contigo en el momento ese perezón total...y luego lo bien que te sientes cuando lo vences y además te gusta lo que haces. Me pasa con la piscina y salir a correr.
Hola, Elvira, ya sabes que con la edad se pierde voz, tiende a hacerse más grave, las sopranos se convierten en mezzos y las mezzos en contraltos (esto no sucede con las profesionales, claro, que viven para cuidar su voz). Yo canto de bajo pero en realidad soy barítono, como el noventa por ciento de los hombres.
Hola, Moli,
vencer la pereza siempre es una bonita batalla, eso es verdad, lo que pasa es que no tiene el gusto dulce y carnal de dejarse vencer lánguidamente por ella. Pienso que lo mejor es alternar victorias y derrotas, que de todo tiene que haber.
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