lunes, 9 de noviembre de 2015

Y principio

Esta es la quinta estación. Regresaron los ataques de ansiedad cuando menos lo esperaba, después de muchos meses de paz. Pero mi vida, esta vida pedestre, vulgar, diletante, parece estar hecha de guerra. Nunca tendré la paz de las hojas secas de los castaños de indias cayendo sin preguntas al otro lado del ventanal de mi lugar de trabajo. La rebeldía inflama mis venas sin ningún objetivo preciso, ciega como la furia, obscena, suicida. Es como si en estos cincuenta y dos años no hubiera aprendido nada. Nada de nada.

4 comentarios:

Portarosa dijo...

Lo siento.

Ánimo, Jesús.

(Algo tiene que haber por ahí dentro, en el fondo.)

Jesús Miramón dijo...

Gracias, Porto, sé que lo dices de corazón.

Está el otoño, que -como la primavera- afecta mucho a personas como yo.

Y debe estar también lo que dices, algo ahí dentro, en el fondo. Predisposición familiar (de cuatro hermanos tres estamos más o menos así), muchos años atendiendo personalmente a centenares, miles de personas cada día, especialmente durante esta época de crisis... Otros asuntos de los que una vez hablamos por teléfono se han ido resolviendo tal y como tú, también con la experiencia de Marta, dijiste que pasaría. No sé.

Me afecta muchísimo lo que está sucediendo en Cataluña, me afecta en el corazón, por no hablar de la tragedia de los refugiados que mueren en el mar, los asesinatos de mujeres o el cambio climático: el destino de los hijos de nuestros bisnietos (sí, sé que puede parecer de risa).

No sé desconectar. No sé cómo se hace eso. Las pastillas me ayudan porque reducen mi voluntad de exploración: me sedan. Pero no me gusta vivir sedado porque quiero saber, quiero vivir con toda la consciencia que mi cerebro pueda proporcionarme. Ese mismo cerebro que permanentemente emite una aguda señal de alarma. Es un bucle.

Un abrazo, amigo mío.

Portarosa dijo...

Supongo (que no te parezca un lugar común) que es el precio de ser consciente.
No sé cómo, pero imagino que será cuestión de aprender a darle salida a ese malestar, a esa preocupación. Y en cierto modo a buscará consuelo.
Un abrazo grande.

Epolenep dijo...

Es bonito que estés tan vivo... ánimo que el otoño pasará. Petons