En el Gran Mundo el presidente loco de Estados Unidos de América pone la economía patas arriba con su guerra de aranceles contra el planeta entero; la guerra de Ucrania sigue batiendo en las trincheras al ritmo de las ráfagas de las AK-47 y los drones explosivos que persiguen a los soldados hasta acabar con ellos; en Gaza el gobierno de Israel prosigue con su exterminio masivo y sin piedad del pueblo palestino, bombardeando escuelas y hospitales en una orgía de horror y crueldad sin límite.
En mi pequeño mundo Maite y yo paseamos junto a la acequia de Selgüa. Hay mariposas y en el campo, entre las flores amarillas del diente de león y los pequeños nazarenos con aspecto alienígena, crecen las primeras amapolas. La abundancia de lluvia ha convertido el paisaje en un espectáculo de vida. En las montañas de la cordillera, al final del paisaje, todavía brilla la nieve blanca y mágica a pesar del calor del Somontano, que me obliga a caminar en manga corta. En mi pequeño mundo mi hijo se va a vivir con su pareja, pero justo el mes en el que les entregan las llaves de su pequeño apartamento contrae una bronquitis severa con mucha fiebre, temblores y vómitos, de modo que todavía no se han mudado, aunque Raquel es enfermera y estos días le cuida con muchísimo cariño y conocimiento profesional. En mi pequeño mundo atiendo cada día a decenas de personas en mi trabajo, y a pesar de que ya pienso en mi jubilación la naturaleza humana continúa despertando en mí una curiosidad y una admiración difícil de expresar.
Sucedo en este destello en la oscuridad, en este algo entre la nada anterior al comienzo y la nada posterior al final. Soy algo junto a todos los algos que forman parte de mí, en el Gran Mundo y en mi pequeño mundo, más allá de mis ojos y dentro de mi corazón. Las nubes blancas, tan blancas, en ese cielo azul tan azul siempre me hacen dudar, durante un instante, de la realidad de un planeta tan hermoso. Mientras camino junto a mi mujer no escucho los disparos de los soldados ni los gritos de los brokers en el parqué financiero que se hunde bajo sus pies; no escucho el sonido de las bombas cayendo sobre niños y mujeres embarazadas, sobre palestinos inocentes. En mi pequeño mundo escucho el zumbido de los primeros insectos, el canto de los pájaros, y nada más.
martes, 8 de abril de 2025
El Gran Mundo y el pequeño mundo
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5 comentarios:
Y desde mi pequeño mundo yo te leo y me lleno de paz y belleza. Gracias.
Ojalá siempre disfrutemos de esa lírica con que escribes y no de la épica que amenaza. Otros no pueden decir lo mismo.
Manuel, Fackel: gracias y un abrazo.
¡Precioso texto, Jesús!
Un abraxo.
Gracias, Fernando, un abrazo.
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