martes, 22 de mayo de 2007

Té rojo

A eso de las seis de la tarde calenté una taza de agua, puse en ella dos bolsitas de té rojo y la tapé con un platillo. Después de tres o cuatro minutos levanté el plato y el aroma humeante de la infusión trajo inmediatamente a mi cerebro el olor de la piel de los caballos.

3 comentarios:

Hipatia dijo...

Precioso también. (He leído antes el de la chica, disculpas)
Te rojo, mi favorito. No se me ha ocurrido olerlo nunca, voy a probar. Saludo desde el púlsar.

e-catarsis dijo...

El olfato es un gran evocador de imágenes
Saludos
(Yo prefiero el verde el rojo me sabe a raiz, anque yo no he comido raices...seguimos evocando)
:)

Jesús Miramón dijo...

Hola, e-catarsis,

cuando dejé de fumar, en julio hará un año, recuperé el olfato. Fue algo increíble, maravilloso. A pesar de los meses transcurridos continúa fascinándome. El mundo es más interesante cuando puede olerse.

Un saludo :-)