jueves, 24 de abril de 2008

¡Ay, mísero de mí!

Me arrastro y gimo por el suelo:
¡ay, mísero de mí! ¡ay, infelice!
¿Pues no he engordado sin parar
desde la última navidad?
¡Yo, que el año pasado
vencí con mi voluntad
todas las tentaciones
y pecados capitales!
¡Yo, que llegué a hacer
incluso abdominales!

Abominable oso ahora soy,
yeti vago, macaco
legañoso, súcubo de sofá,
sostén de vasos tintineantes,
rastreador inestable,
mirador de espejos, mapas
y balanzas, miramón
de nubes y lombrices.
Me arrastro y gimo por el suelo:
¡ay, mísero de mí, porco felice!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿ ¡Abdominales............??, me dejas sin habla, de todas formas lo de "porco felice" no suena del todo mal,cuidate.

Jesús Miramón dijo...

Pues sí, hermanito, ¡abdominales! De hecho ayer mismo, empujado por estos ripios, hice unos cuantos. Un abrazo y cuídate tú también, ¿vale?

la luz tenue dijo...

A partir de una determinada edad hay que llevarlo con humor, me parece.
Un amigo habla de su barriga, mientras se la acaricia, como de un cementerio de mariscos.

Jesús Miramón dijo...

Con humor, desde luego, y sin perder de vista los análisis médicos, eso también. Un saludo.