Nuestra vivienda en Zaragoza, que apenas ocupamos algún fin de semana cada dos meses, está prácticamente vacía. Su mobiliario es el mínimo imprescindible para poder vivir: camas, una mesa, cuatro sillas. Nada más. Es maravilloso.
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4 comentarios:
No me extraña que te guste, es un descanso. Tus escritos también son minimalistas muchas veces.
Ya tengo tu libro, le he leído entero y me ha gustado mucho. Hay algunos poemas que quiero releer una y otra vez (por ejemplo: Mudanza, El principio, Y llueve).
¡Buen domingo!
Muchas gracias, Elvira, eres muy amable. ¡Buen domingo también para ti!
Estuve a punto de decir: ocupadlo más a menudo, pues.
Pero pensé: dejaría de ser mínimo, se llenaría de cosas, de trozos de cosas.
Saludos
Hola, Milagritos,
si fuésemos más a menudo muy pronto, como bien dices, se llenaría de cosas, al principio dos o tres, luego decenas y finalmente centenares de cosas. Y conociendo a mi familia no tardaríamos mucho, bastarían dos o tres semanas. A mí me encanta como está ahora, prácticamente vacío, casi monástico. Uno de mis sueños sería saber vivir siempre así, sólo con las cosas imprescindibles. Una auténtica utopía.
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