Esta semana estoy de vacaciones y ayer llevé a Paula a Segur de Calafell, donde mis padres, mi hermana y sus hijos están pasando unos días; estará con ellos hasta el viernes, cuando vayamos a buscarla. Creo que apenas pasaron cinco minutos desde que descendí del coche, besé a los yayos, mi hermana y mis sobrinas, que nos esperaban en la playa, y me lancé al agua del mediterráneo, que en esta época todavía está fresca. Ah, cuánto echaba de menos bañarme en el mar. Claro que, como cada verano, hoy me he levantado rojo cual turista germánico. Siempre me pasa lo mismo.
El caso es que estos días no paro de hacer kilómetros de un sitio a otro: si no es para ir a buscar a uno es para llevar a otra o para acudir a un compromiso o qué se yo. Suerte que me encanta conducir. De hecho las dos actividades que más me relajan, dejando aparte el sexo, son cocinar y conducir. Si estoy nervioso por cualquier motivo no existe mejor remedio para mí que ponerme a preparar comida o subirme al coche y perderme por carreteras y caminos. Y por cierto, hablando de sexo y verano... pero no, de eso mejor escribiré otro día.
martes, 6 de julio de 2010
Hacer kilómetros
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8 comentarios:
¡Qué suerte, nos espera un episodio erótico de estío...!
A mí me relajan cocinar y leer, dejando a un lado eso otro que dices. :)
Conducir siempre me ha dado cierto yuyu, me saqué el carnet y no sé dónde lo tengo ni si debo renovarlo. Eso sí, me encanta hacer de copilota, no sé si se dice así o es con "o".
Bienvenido verano después de tantos meses de frío.
Besos,
Fàtima.
¡Dije otro día pero no de qué año!
No, no, Fàtima, bienvenido verano de cuarenta grados no, por favor... esta noche no creo que pueda pegar ojo a no ser que duerma en el suelo del salón con el aire acondicionado a toda potencia. ¿Cómo es posible que alguien le llame a esto buen tiempo?
¿Cuarenta grados está haciendo en Huesca? ¡Bueenooo! Prefiero el calor al frío, pero hasta un cierto límite.
Esta tarde sentí que había llegado definitivamente el verano cuando al volver del trabajo hacia mi casa, en pleno centro de la ciudad, oí cantar un grillo. Y pensé: pobre animalito, dónde te has ido a meter... :)
Ahora mismo, a la una de la madrugada, no hay cuarenta grados, pero hoy seguro que hemos alcanzado los treinta y seis o treinta y ocho. El hecho es que, durante esta primera ola de calor, hace cualquier cosa menos «buen tiempo». Al menos para mí.
Veo que compartimos cierta admiración hacia los grillos.
Un beso.
Jesús, sexuar (?), cocinar y conducir tienen que ver con el yo más pujante. NO hay pasividad en ello, sino actividad.
Y conste que es un comentario a vuela pluma.
No había caído en eso, Luis, y es verdad: cocinar, conducir y follar son actividades físicas. Mentales también, desde luego, y es lo primero que viene a mi cabeza si pienso en relajarme, pero son actividades muy físicas (y a veces agotadoras).
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