sábado, 27 de noviembre de 2010

Después del ensayo

Después del ensayo salimos a la calle y hace mucho frío. En las cálidas capillas de nuestros cráneos suena todavía la música, las partituras de una navidad que ahí se acerca con la misma inocencia con la que nosotros nos precipitamos cada día hacia la noche oscura.

6 comentarios:

Diva Gando dijo...

No me des envidia Jesús... Encima villancicos...

Jesús Miramón dijo...

¡Y qué villancicos! El noi de la mare, Verbum Caro, En la más fría noche, White Christmas, La pastora Caterina, Adesde Fideles, Noche de paz, Christmas Lullaby, Dadme albricias y muchos más. Me encanta la navidad musical.

Sue dijo...

Pues va a ser que Nano tenía razón al recomendarme este blog, pasar por aquí está muy bien.
Volveré.

Un saludo.

NáN dijo...

Nano... casi nunca tengo razón, pero cuando la tengo la tengo a lo grande.

Cuando era un nano, sin inicial mayúscula, era el soprano solista del coro de la parroquia. Más de 20, que nos situábamos atrás y arriba, encima de las puertas de entrada, en el "coro" de la Iglesia. Cantar Adeste fideles en la misa del Gallo era una placer de la leche. Antes de que me diera cuenta de que ese cuento no me lo creía, con 15 años, esas emociones cimentaban mi fe.

Jesús Miramón dijo...

Hola, Sue, gracias y bienvenida a las cinco estaciones.

Jesús Miramón dijo...

Ya sabes, Nán, «quien canta reza dos veces». Yo canto varias misas al año y, a pesar de no ser creyente, siempre me conmueve el rito, la poderosa liturgia católica que por haber nacido en España y haber estudiado en un colegio religioso conozco muy bien. La misa es una ceremonia que casi siempre me emociona, algo que me ayuda a cantar con el corazón. La música religiosa está tan cargada de espiritualidad y poesía que resulta difícil sustraerse a su poder, que yo disfruto y admiro como una muestra de la inmensa creatividad del cerebro humano, no como una revelación externa y ajena a él. Por eso me gusta cantar misas y por eso me gusta mucho cantar en navidad.

Un abrazo (y gracias por recomendarme, amigo mío).