El árbol de navidad yace en el armario de la buhardilla dentro de su caja de cartón medio rota, acompañado de espumillones dorados y plateados, manzanas rojas, bolas brillantes y dos cajas de luces intermitentes compradas en los chinos. Conoció mejores tiempos, saboreó la gloria, la fama, las fotografías, pero todo eso se esfumó cuando los pequeños crecieron. La vida de los árboles de navidad, como la nuestra, es una estrella fugaz.
viernes, 24 de diciembre de 2010
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6 comentarios:
Los niños hacen las Navidades distintas, las llenan de ilusión.
Pero no solo así pueden ser una buenas Navidades.
Que lo paséis muy bien, Jesús, tú y toda tu familia.
Un abrazo enorme, con mucho cariño.
Porto.
Tienes razón, Porto, y además en mi caso están mis padres, a quienes les gusta muchísimo la navidad. No los vemos mucho en todo el año y estos días son también especiales por eso. Un fuerte abrazo, querido amigo, os deseo unos días llenos de armonía y bienestar.
Ahí está bien, el árbol, en la buhardilla; hasta que haya niñines en la casa.
Pasarlo con gente con la que quieres estar: divino.
Un abrazo
Hemos vuelto de casa de mi hermano hace unos minutos. Buena comida, buena bebida (buena y poca en mi caso porque tenía que conducir) y sobre todo buena compañía. En el piso de al lado cantan villancicos y en la televisión emiten la película «Zulú», uno de esos clásicos de aventuras que no cansan nunca. Divino. Un abrazo, Nán.
Yo regalé el árbol hace un par de años. Si llego a tener nietos, compraré uno nuevo. :-)
Un beso
Creo que el nuestro, si no hay mudanza de por medio, continuará durmiendo en el armario de la buhardilla en espera de un futuro desconocido con niños que todavía no existen. Un beso.
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