Sucedió esta mañana. Era el primer día de la temporada de rebajas y el carrer Major rebosaba de gente. Yo esperaba a Maite en la esquina de Cavallers, al lado de Zara, cuando me fijé en una mujer que caminaba en mi dirección. Lloraba. En su mano derecha llevaba un pañuelo de papel. Vestía un uniforme de trabajo negro, tal vez un traje de camarera. Pasó a mi lado sin mirarme y siguió su camino. Yo me di la vuelta con la discreción a la que estamos habituados todos los hombres y la vi alejarse calle arriba.
sábado, 7 de enero de 2012
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2 comentarios:
Llevo una semana leyendo esta entrada y me parece perfecta la forma, no le sobra ni falta nada. Otra cosa es el fondo de la historia, el contraste entre la probable alegría de la gente que compra y la tristeza de esa mujer, y los tiempos difíciles que vivimos.
Un abrazo, Jesús
Lo ignoramos todo.
Un abrazo, José Luis.
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