El viento agita violentamente
la cortina exterior de la terraza.
Es basta y rudimentaria,
un apaño que inventé
para que el sol del verano
no convirtiese la buhardilla
en un horno. Ahora
el viento la vapulea contra el cristal
y yo contemplo su ira
sentado ante mi mesa,
libre, gordo y a salvo
de las inclemencias de
la meteorología,
no del tiempo.
Todo es tan absurdo.
Los espejos en primer lugar
y después, si no tienes miedo,
el corazón.
jueves, 5 de enero de 2012
Si no tienes miedo
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6 comentarios:
A estas horas, quizás, encima de cada uno de los pináculos de la Catedral de Salamanca hay una cigüeña, desafiando al viento y perfectamente situada, de manera aerodinámica. Eso estoy pensando cuando escucho este viento tan tremendo que ha hecho hoy.
Un abrazo, Jesús
El viento que acaba de tumbar una de las sillas de mi terraza. El viento que silba ahora mismo como si Binéfar entero fuese una nave en medio de la tormenta. Esta noche dormiremos en mar abierto.
Un abrazo, José Luis.
'Esta noche dormiremos en mar abierto' ¡vaya cosa bonita!¡qué manera de decir!
Y 'si no tienes miedo' no puedo por menos que llevarlo a otro lugar y compartirlo con más amigos.
Gracias, Jesús.
No, no tengo miedo, Estrella, y muchas gracias.
:-)
Jesús, tienes qye pasar una noche de viento en Cádiz. Del tiempo que viví allí, era una de las sensaciones más angustiosas. Ya sabes que Cádiz es como un barco, todo rodeado de mar, salvo una estrecha senda: ¡A mar abierto...!
Bueno, estoy seguro que tú seguirías sin miedo, pero yo si que tenía algo de temor viendo los coches agitarse, y casi tumbándote y mojándote ese viento salpicado con agua marina a cada vuelta de la esquina...
Nadie es perfecto.
No conozco el viento de Cádiz pero sé que, tal y como lo cuentas, yo tendría más miedo que tú.
Conozco la Tramontana de Cataluña y, sobre todo, el Cierzo de Aragón. Vientos que vuelven loca a la gente. Vientos que hacen carácter.
Viento. Qué palabra más bonita.
Un abrazo.
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