Cuando escribí "Nada se pierde" no pensaba en la crisis económica ni en sus consecuencias. No. Pensaba más allá, más allá hacia atrás y más allá hacia adelante. Me gusta escuchar el océano en las caracolas.
Gracias, Jesús, por pensar "más allá", tanto hacia atrás como hacia adelante. Gracias por pensar en las caracolas. A mí también me gusta oír el mar en ellas. ¿Sabes una cosa? Cuando me mudé a vivir aquí, me traje poco: mis cuadros, mis tazas, mis fotos, unos pocos libros... y mis caracolas.
Verso 11.672 de la Ilíada. Homero. Siglo VIII a. C.
Criaturas de un día
Somos todos criaturas de un día; tanto el que recuerda como el recordado. Todo es efímero: tanto la memoria como el objeto de la memoria. Está por llegar el momento en el que habrás olvidado todo y está por llegar el momento en el que todos se habrán olvidado de ti. Piensa siempre que pronto no serás nadie y no estarás en ningún lado.
El mundo ordinario no existe para mí. Cuanto más sabemos de él, tanto más enigmático se torna, y la vida que en él existe se nos revela como una extraordinaria anomalía cósmica. Un árbol que crece y el murmullo de sus hojas: con eso tengo más que suficiente.
9 comentarios:
Eso me consuela mucho en momentos en los que parece no haber resultado positivo de nuestros mejores esfuerzos.
Un beso
Pero a veces te lo quitan; y hay que reconquistarlo.
Cuando escribí "Nada se pierde" no pensaba en la crisis económica ni en sus consecuencias. No. Pensaba más allá, más allá hacia atrás y más allá hacia adelante. Me gusta escuchar el océano en las caracolas.
Gracias, Jesús, por pensar "más allá", tanto hacia atrás como hacia adelante. Gracias por pensar en las caracolas. A mí también me gusta oír el mar en ellas. ¿Sabes una cosa? Cuando me mudé a vivir aquí, me traje poco: mis cuadros, mis tazas, mis fotos, unos pocos libros... y mis caracolas.
Yo tampoco pensaba en la crisis económica.
Ángela, es que las caracolas son el iPhone de la naturaleza.
Disculpa el equívoco, Elvira.
Estoy monotemático compulsivo, perdona. En realidad, esa frase es mi mantra contra le muerte.
Querido Nán.
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