Ahora mismo un insecto diminuto recorría el dorso de mi mano derecha. Qué increíble que algo tan minúsculo despertara una reacción tan sensible en la piel. Estaba a punto de aplastarlo pero, ya con la mano izquierda en el aire, lo pensé mejor, soplé con fuerza y desapareció.
miércoles, 11 de julio de 2012
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3 comentarios:
Ya solo te falta que aprendas a disfrutar de ellos. Tumbado al solito dejar que una hormiga te corra por la espalda. O por la pierna. O una mosca. Todas las combinaciones son posibles. Espero que te guste. Ya nos contaras. Saludos.
Ay, Jesús! Se me olvidó decirte que con avispas no se podía. No estarás con choque anafilactico en el hospital? Dime que no. Da una señal. y si no, pues que te recuperes pronto. Te esperamos. Saludos.
¡Demasiado tarde, permití que cientos de tarántulas pasearan sobre mí mientras dormía una siesta al sol y me morí! (De una insolación)
No, en serio: yo mato bichos. Mantengo desde hace generaciones (de ellas) una batalla interminable contra las hormigas que cultivan pulgones en mis hibiscos; aniquilo con matamoscas de plástico en forma de mano las moscas que se cuelan en casa y vuelan pesadas, pelmas, insistentes, de aquí para allá; por no hablar por los mosquitos. Sí, yo a veces mato bichos...
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