El verano discurre con la calma de quien no tiene prisa, joven y, como tal, ajeno a lo que habrá de suceder. Yo, por el contrario, siento cómo el tiempo me arrastra cada vez más rápidamente, más fácilmente, más irremediablemente. Cierro los ojos, vuelvo a abrirlos ¡y ya ha pasado medio mundo! De algún modo absurdo me consuela saber que en mí, como en cualquier semilla, se repite lo sucedido a miles de millones antes que yo. Y sin embargo.
domingo, 8 de julio de 2012
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5 comentarios:
A mí me pasa igual, Jesús. También me consuela saber que no soy la primera ni la última en atravesar una vida, con sus alegrías y sus zozobras.
La calma y la intranquilidad amigo. O si prefieres: tener prisa y no tener prisa. O: ha pasado medio mundo y no ha pasado nada. Siempre lo mismo. Pero esa prisa de vivirlo antes de que haya disipado...
Yo no tengo prisa. Muchas de las cosas que suceden a mi alrededor sí la tienen pero yo no.
Un abrazo a los dos.
El texto es muy bonito, pero yo le pondría un par de puntos más.
Y sin embargo...
Y sin embargo, siendo Alonsista ¡me alegré de que ganara Webber!
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