La tierra está saturada de agua. El río Vero corre frente a mi casa hace muchos días muy por encima del cauce de hormigón armado que en su día se construyó para domarlo; fluye arrastrando ramas de quién sabe qué lugar, dónde cayeron, qué árbol cedió en la orilla, cuan lejos está de aquí corriente arriba, acaso un pequeño bosque rodeado de nieve.
Cuando contemplo un río siempre pienso en su viaje hacia el mar, así de profundamente estamos marcados por la poesía de Manrique, pero ¿qué sucedió antes?
Yo y tú sucedimos antes, todos nosotros sucedimos antes.
lunes, 16 de abril de 2018
Antes
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Hay algo de volver a nuestros yo primitivos, de sentirnos otra vez pequeños, en ver la fuerza del agua, ¿verdad? Creo que es imposible no ver un río, un mar o una insignificante poza de agua y no detenerse un momento, aunque sean unos pocos segundos, a contemplarla....
Cuando vivía en Binéfar tenía una chimenea y contemplaba el fuego. Ahora vivo frente a un río y lo contemplo. Es lo mismo. No lo podemos evitar. Está en nuestros genes.
Publicar un comentario