Camino a través del campo inflamado de color verde esmeralda, las primeras amapolas asombrosamente rojas, las nubes blancas en el cielo azul; camino junto a la mujer que amo desde los dieciocho años y amaré hasta la muerte; camino con una tristeza de meses palpitando en la articulación de mi dolorido hombro derecho. Se escuchan los pájaros alejándose a nuestro paso, y las hormigas y escarabajos despertaron del sueño invernal para salir a la luz del mundo y cruzar delante de nuestro paseo. Alguna vez, en el futuro, lo harán sin nuestra presencia, ya extinguida. Pero yo no estoy triste por algo inmenso y significante y profundo, yo estoy triste por lo mismo que estuvieron tristes millones de hijas e hijos antes que yo: la decadencia y desaparición de quienes me trajeron a este mundo insólito y me quisieron, me cuidaron, me besaron y mimaron tantas veces. Todo está bien: la luna brilla en el cielo sobre esta pequeña ciudad, mi corazón palpita en la absoluta oscuridad del interior de mi pecho, todo está bien.
sábado, 1 de abril de 2023
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6 comentarios:
Te entiendo y te abrazo.
Un abrazo, Berna. Y un beso también.
Un abrazo fuerte.
Otro de vuelta para ti. Gracias.
También te entiendo, y ya pienso en la decadencia propia, cercana.
Un fuerte abrazo!!
Un abrazo, José Luis.
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