lunes, 23 de diciembre de 2019

Veintitrés de diciembre

Qué contraste agradable la paz de la casa a estas horas con el bullicio del centro comercial en plena campaña de navidad, todos yendo de aquí para allá con los carros de la compra obscenamente llenos, el mío el primero, mi obsesión por ver poca cantidad para tanta gente en todo lo que compraba, la ociosa ignorancia de los precios porque es navidad, y yo el primero.

Pero ahora mi hija, que esta mañana despertó en Bergen, Noruega, y hace un rato llegó a la deliciosa estación de Delicias en Zaragoza, España, descansa a mi lado mientras su madre termina unas cosas en el ordenador portátil un poco más allá, en la mesa donde hemos cenado.

La noche está tranquila. Nada hace presagiar con exactitud lo que vendrá, sea bueno o no, y me doy cuenta de que en eso reside probablemente la felicidad.

domingo, 22 de diciembre de 2019

Veintidós de diciembre

Conduciendo hacia Zaragoza, ya en la autovía desde hacía rato, mi compañera ha dicho con tono neutro, como si fuese un pensamiento pronunciado en voz alta, que la noche se había vuelto más oscura de pronto. He mirado durante un instante a nuestro alrededor. A pesar de las luces del tráfico podían verse algunas estrellas en el cielo. "Yo no noto ninguna diferencia", le he dicho. Ella ha permanecido en silencio mientras las ruedas de nuestra Picasso devoraban un kilómetro tras otro con la extraña facilidad de siempre.

sábado, 21 de diciembre de 2019

Veintiuno de diciembre

La lluvia no me aburre, el invierno y el frío no me aburren: me aburre el calor, el sudor, el sol inclemente que ahora parece tan lejano pero en algunos meses volverá a torturarnos. Cada día de lluvia, cada día de frío, es una victoria sobre la inevitable derrota que me transformará en un animal medio desnudo buscando sin cesar una triste sombra que apenas me alivie o, con suerte aunque no menos tristemente, un lugar cerrado con aire acondicionado.

Pero hoy ha llovido durante todo el día, probablemente volverá a llover esta noche, y en este mismo instante escribo abrigado con unos pantalones largos y una vieja, viejísima chaqueta de cuello alto. Qué lujo. Casi no me lo puedo creer.

viernes, 20 de diciembre de 2019

Veinte de diciembre

No olvides nunca que el río que ahora mismo fluye frente a tu apartamento es todos los ríos, que la luna que esta noche ocultan las nubes oscuras es la misma que contempló Cleopatra desde los balcones de su palacio en Alejandría, que en la lluvia de esta mañana sobre Barbastro caían las lágrimas de tristeza y alegría de seres humanos desaparecidos hace cientos y miles de años. No olvides que tu esperanza es todas las esperanzas, tu luz una luciérnaga; que por tus venas corre sangre de virtud y de pecado, sangre de asesino y de víctima, de guerrero y campesino, de rey y de porquero. Recuérdalo.

jueves, 19 de diciembre de 2019

Diecinueve de diciembre

Ya comienzo a pensar en cocinar para mi familia. El martes que viene lo haré para veinte personas y el día siguiente para quince. Como tenemos, entre comillas, dos viviendas, hay elementos que tendré que llevar de Barbastro a Zaragoza, sobre todo cazuelas grandes, bandejas, el mortero, algunas especias... Bueno, he hecho una lista. Tengo lo que voy a servir en la cabeza, incluso algunas cosas ya están compradas, aunque el lunes o el mismo día de nochebuena iré a por lo más fresco.

Me gusta alimentar a las personas que quiero, me gusta mucho hacer eso. La navidad no, aunque comprendo que hay miles y miles de comerciantes que dependen de los precios de estos días para cuadrar sus cuentas. Vale, y también personas a quienes les gusta porque sí, porque la encuentran entrañable y esas cosas, es verdad.

Escojo quedarme con lo más positivo: reuniremos a mi familia alrededor de la mesa y allí estarán mis padres, de ochenta y tres y ochenta años. Para ellos, a estas alturas de su edad y con mi madre enferma, cada navidad es una oportunidad ganada al tiempo para estar todos juntos, una oportunidad especial a pesar de que lo hagamos en otras ocasiones a lo largo del año; para ellos la navidad es algo muy especial. Vamos allá.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Dieciocho de diciembre

A veces me parece ver tierra
al final del océano. Todavía
parece más un espejismo que
algo real pero sé que está ahí,
esperándome de nuevo.

Ir y volver a ir, siempre ir,
ese es mi viaje: ir y nada más.

martes, 17 de diciembre de 2019

Diecisiete de diciembre

Estoy tan cansado que se me ha agotado la imaginación. Y hace falta imaginación, mucha imaginación, para dar testimonio coherente de la realidad y la verdad más cotidianas. Imaginación a raudales como el sueño se precipita a raudales hacia mí haciendo que los párpados pesen toneladas de plata fundida. Ojalá sueñe con caballos. Necesito soñar con caballos.

lunes, 16 de diciembre de 2019

Dieciséis de diciembre

Leo que alrededor de hace mil millones de años hubo un estallido muy violento de formación de estrellas en el centro de la Vía Láctea. También en nuestro interior suceden hechos violentos: cada latido de nuestro corazón enviando la sangre a hacer su extenso recorrido o las sinapsis de las neuronas de nuestro cerebro, por ejemplo, son violencia en su escala, una violencia abrupta y necesaria. Acaso ese estallido de estrellas hace mil millones de años es un latido de nuestra galaxia, sólo uno entre el anterior y el siguiente.

Los San del Kalahari, rebautizados por los colonos blancos como bosquimanos, uno de los grupos humanos más antiguos que existen, llaman a la Vía Láctea "La columna vertebral del cielo". Pueden contemplarla en el cielo nocturno mientras bailan golpeando la tierra con sus pies y el fuego de la hoguera crepita violentamente ahuyentando el frío y los leones.

domingo, 15 de diciembre de 2019

Quince de diciembre

Hoy no he salido de casa en todo el día. He cocinado a primera hora de la mañana comida para la semana y, antes de volver a cocinar la comida del mediodía de hoy, he dormido la siesta del carnero, algo que no había hecho nunca. Ha sido raro despertar a la una y media y preparar el vermut mientras pelaba alcachofas. Por la tarde, claro, no he podido dormir, así que ahora, a las nueve y veinte, ya tengo sueño.

Asuntos importantes mientras se derriten los polos y se secan las cataratas Victoria en África.

sábado, 14 de diciembre de 2019

Catorce de diciembre

Asisto en las redes sociales a discusiones estériles, sin interés alguno porque sus participantes no se leen, no se escuchan, sólo repiten sus consignas como loros. Bueno, eso también sucede en la calle y en los bares y en demás sitios de reunión humanos.

La palabra que en mi opinión mejor define la libertad más radical es NO. ¿Es que no te interesa debatir conmigo? Sabiendo que te importa un pimiento lo que yo pueda decir, NO. ¿Te apetece quedar a comer la semana que viene? Lo siento, pero NO me apetece. ¿Es que mis ideas no te parecen respetables? Pues NO.

Aunque lo mejor de aprender a decir No, algo imprescindible para alcanzar cierto estado similar al bienestar o la felicidad de vez en cuando, es el valor inmenso que de pronto adquiere la maravillosa palabra Sí.