Mientras esta mañana, camino del trabajo, contemplaba al fondo del paisaje, a cientos de kilómetros de distancia, las blancas cimas nevadas del Pirineo, en la hierba del arcén de la carretera se erguían las primeras amapolas del año con sus temblorosos pétalos de piel de párpado, pinceladas rojas sobre verde bajo un cielo casi negro.
No ha dejado de llover en toda la tarde. El repiqueteo de la lluvia acaricia mi cerebro y lo consuela. Salgo a la terraza, pongo mi cámara de fotos en el suelo, frente a la leña desordenada, y grabo una pequeña cápsula de tiempo.
lunes, 2 de abril de 2007
Cápsula de tiempo
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2 comentarios:
(Aprovecho el descuido del autor...)
Me gustaron mucho las imágenes. Incluso me permitieron imaginarme tu entorno.
Un abrazo.
Un abrazo, Portorosa :-)
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