domingo, 30 de agosto de 2009

El río

El río a cuya orilla hemos comido hoy tomates con aceite y sal, ensaladilla rusa que preparé ayer, nectarinas; el río que cantaba entre rocas blancas; el río cerca de la carretera, a ciento dieciocho kilómetros de mi casa y seis de Francia; el río de aguas transparentes, minerales, sin peces; ese río continúa cantando ahora en medio de la oscuridad, piénsalo un instante, su canción no ha cambiado en un millón de años, noches, nubes, auroras, tormentas, zumbido de insectos, el tiempo susurrando en las ramas de los árboles.

29 comentarios:

NáN dijo...

Desgraciadamente, el 99'999999% de los ríos sí los hemos cambiado.

También hay que pensar eso, meditarlo, actuar.

Jesús Miramón dijo...

Tienes razón, NáN, de hecho unos kilómetros más abajo del río al que me refiero, un río de montaña más allá de Bielsa, en el Pirineo, junto a la frontera francesa, unos kilómetros más abajo, digo, comenzaban las primeras presas para generar electricidad. Olvidé eso contemplando correr el agua al principio de su curso, todavía salvaje y libre.

NáN dijo...

Está muy bien poder olvidar esas cosas en los escasísimos sitios en los que los ríos son lo que fueron decenas de miles de años. Aprovechar lo que queda de natural. Precisamente por esa belleza, ese fluir natural, es tan penoso que vertamos en ellos lo peor de lo que creamos.

Cada vez hay que ir más lejos para encontrarnos a nosotros mismos en lo que nos rodea.

Luis Rivera dijo...

Jesús, y sin embargo nunca es el mismo río.

Jesús Miramón dijo...

Es cierto, Luis, el río nunca es el mismo, pero su canción sí.

Elvira dijo...

Eso decía Heráclito...

Casi todos los lugares más placenteros y atractivos de la naturaleza tienen agua: un río, un lago, el mar.

Jesús Miramón dijo...

Hola, Elvira,

como tú y Luis, también mi mujer mencionó ayer a Heráclito. Fue después de comer, yo me había tumbado debajo de un árbol, ella estaba sentada en una roca, cerca del agua. Comentamos el misterio de que el sonido que escuchábamos, la preciosa cantinela del agua corriendo y saltando entre las piedras, siguiera sonando cuando nos fuésemos del mismo modo que sonaba antes de que naciésemos. Entonces ella lo mencionó: «¿No fue Heráclito quien dijo que ningún hombre puede bañarse dos veces en el mismo río?». Y yo le dije lo mismo que a Luis: «Sí, ni el río ni el hombre pueden ser los mismos, pero este sonido sí lo es». Entonces pensé que escribiría algo sobre todo eso por la noche.

Así que ahora hay dos milagros maravillosos: el del sonido del agua de ese río de montaña sonando al margen de nuestra existencia, y la luz de las conexiones neuronales de un hombre que vivió hace dos mil quinientos años alcanzándonos limpiamente como si se hubiesen producido en nuestro propio cerebro.

Un beso.

NáN dijo...

¿Podemos estar seguros de que suena? Dicen los zen que cuál es el sonido de un árbol al caer en el bosque cuando nadie puede escucharlo.

Jesús Miramón dijo...

No, no podemos estar seguros, NáN. O sí. De hecho, acabo de darme cuenta, podemos elegir. Yo elijo estar seguro de que cuando un gigantesco árbol cae en medio de la jungla más inexplorada del mundo, lejos del alcance de cualquier oído humano, hace mucho ruido, un estrépito que arrastra a otros árboles y plantas y espanta a los animales, de pronto se abre un hueco de luz radiante que alcanza el suelo y el aire se llena de hojas, ramas y partículas flotantes.

Un abrazo.

La donna è mobile dijo...

Indeterminación cuántica. No se puede decir que el sonido del árbol caído esté indeterminado (es decir, que no haya nada que lo determine, XDDD); porque lo está. El sonido del árbol cayendo (y caído) no es totalmente azaroso, sino que es dependiente de algo. Y ese algo, es que el árbol, efectivamente cae, y cuando lo hace sucede lo que tan deliciosamente entiende Jesús que sucede y que explica aquí arriba. Es una secuencia en la que no interviene el libre albedrío de nadie. No hay voluntad de hacer ruido. Sucede.

Además, ¿cuántos árboles han caído, a la vista de todos, sin hacer el menor ruido? ¿Qué río corre pero no suena, de todos cuantos han sido contemplados?

:-)

La donna è mobile dijo...

(...) que no haya ALGO que lo determine, naturalmente.

Estos deditos...

NáN dijo...

Y sin embargo, caen millones de árboles en la Amazonía, y los nativos que vivían con ellos, sin que el estruendo llegue hasta nosotros.

A filla do mar dijo...

O tal vez llega, NáN, pero hacemos oídos sordos...

La donna è mobile dijo...

(Pero como diría la señorita Fusa: "¡Por las sandalias de Duncan, el apóstata!")

Si cada vez que intentamos disfrutar de la vida, tuviésemos que contrarrestar la alegría con una pérdida como en este caso, la del Amazonas, lo mejor sería meterse en un armario ropero y despedirse de este mundo cruel.

NáN dijo...

Vaaaale. Me meto en el armario. ¡Pero conste que pienso salir de vez en cuando a respirar!

La donna è mobile dijo...

Muy bien pensado. Le dejaré salir cuando confiese qué significa esa (T) que aparece junto a algunos de los enlaces de su blog.

Me tiene intrigada.

NáN dijo...

¡Esa es fácil! Miembros del taller literario autogestionado al que pertenezco.

Pero le advierto que soy más de escaparme. :-)

Preveo la segunda: ¿porqué autogestionado? Porque no hay un maestro que nos enseñe a cómo escribir fracasando como él.

La donna è mobile dijo...

Para ser un escapista de lo suyo, con ese taller literario autogestionado se habrá creado un montón de obligaciones. ¿Lo lleva bien?

A lo que no le veo mucho sentido es al taller, en sí. Con todo el respeto que quepa por la banda ancha se lo digo (y con una sonrisa en los labios). ¿Qué ofrece usted que haya atraído a tan granada cuadrilla?

NáN dijo...

Un miembro más. Y no el primero. Me adosé.

Obligaciones: escribir un relato cada dos miércoles, leerlo en la cueva de un bar en la que nos reunimos, escuchar unos 15 relatos más y hacer (y recibir) sugerencias en mails personales. Así que mucho curro, pero muy agradable.

Además, como ya sospechará por mis "impertinencias" (es mi instinto que me pierde), pertenezco a un pequeño grupo, casi todos jóvenes (menos yo) y científicos (menos yo) de estudio y acción sobre el sistema social y el cambio climático.

Pero todavía me queda tiempo para hacer el cantamañanas por los blogs.

Un abrazo

La donna è mobile dijo...

No, no, a usted ya le tengo puesto en el punto de mira desde hace un par de semanas, y todavía no le he visto perpetrar ninguna impertinencia.

(…)

Me alegro de que se divierta tantísimo. Sobre todo siendo tan mayor y tan de letras.

Jesús Miramón dijo...

¡Pero bueno, vuelve uno de la playa y se encuentra con esta fiesta en su casa! ¡Donna, eres tremenda! (Hola)

Claro que, por otra parte, la alegría y el sentido del humor siempre son bienvenidos.

(Filla do mar, hola también a ti)

:-)

La donna è mobile dijo...

Ejem, perdón, Jesús...

Si hay algo roto, ¡paga él!

:-)

NáN dijo...

Estooo, como usted no estaba, nos tomamos la licencia.

A filla do mar dijo...

Hola Jesús. :-)

Te enviaría un poquito de Nordés para refrescaros, pero parece que la cosa se va calmando, ya.

Jesús Miramón dijo...

Bueno, calmando, calmando... donde yo vivo hoy teníamos ¡34 grados! Terrible. No veo el momento de que comience a refrescar de verdad.

A filla do mar dijo...

Ah! No, Jesús, hablaba del Nordés :-)

Que parece que ya se calma, el viento...

Buen día.

Jesús Miramón dijo...

Anda, Filla do mar, te había entendido mal. Bos días.

Gemma dijo...

Lo que da de sí un buen cauce de río...

;-P

Jesús Miramón dijo...

Bueno, los ríos son así, Gemma, comienzan con un modesto hilo de agua y mira en lo que se acaban convirtiendo.

:-)