Por la mañana salí un instante a la terraza y contemplé el pueblo de cristal. El termómetro señalaba cuatro grados bajo cero. El frío convertía mi aliento en humo como si en cada espiración liberase de mi interior un genio de la lámpara. Una bandada de pajarillos grises pasó volando detrás del campanario de la Iglesia de San Pedro. Pensé en sus pequeños corazones, su fuerza y valor para sobrevivir a semejantes temperaturas, su alegría para volar al amanecer sobre el mundo helado. Pensé en mi corazón, más grande que dos pájaros, más grande que tres, latiendo pesadamente.
jueves, 28 de enero de 2010
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10 comentarios:
Vivir conscientemente, apreciar el instante, el presente, es lo que muchas de tus entradas sugieren.
Un abrazo
A menudo siento que eso es lo único que poseemos. Un abrazo, José Luis.
El tamaño del corazón valorado en pájaros. EL valor, expresado como valentís, del corazón de los pequeños pájaros. Karl Marx debió incluirlo en el tratado de economía titulado El Capital.
Porque hay cuestiones importantes que damos por supuesto y no les presta la importancia debida.
Quizá la Revolución hubiera sido distinta.
Por suerte estás tú, para incluir esos conceptos en el debate.
Gracias, Nán, eres muy amable conmigo.
Sin que esto acabe pareciéndose a Versalles: creo que es un acto puro de amabilidad traer estos textos de lo minúsculo, que dan vida. Nuncan dejan frío al lector. Siempre ayudan a redirigir la mirada.
...y a fortalecer nuestro corazón cargado de no sabemos qué, aligerándolo. ;-P
Un beso volado
Beso volado desde el mar de los sargazos.
"su alegría para volar al amanecer sobre el mundo helado." Me gusta mucho. Lo demás también, pero esta frase...
Espero que no te quedes mucho tiempo en el mar de los Sargazos.
Un abrazo
Yo también lo espero, Elvira, aunque no depende de mí, yo no gobierno los vientos y las corrientes... (Lo cierto es que lo paso mal en estas épocas de sequía creativa, pero entonces recuerdo algo que dijo un poeta cuyo nombre no recuerdo: la poesía es un fruto, no un producto. Miro al cielo esperando que llueva)
Un beso.
También me gusta mucho la imagen de la semilla que ya ha germinado bajo tierra, pero cuyo brote todavía no asoma en la superficie. Seguro que algo se está cociendo en ese mar de los sargazos.
Un beso
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