Las algas comienzan a moverse bajo el agua, agitadas por el viento submarino. También aquí arriba se ha levantado una brisa fresca y largamente esperada. El lunes, este nuevo comienzo de la vida que me queda, se pone lentamente en marcha dejando atrás los sargazos, la calma exasperante, el susurro malicioso de las horas muertas.
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2 comentarios:
Hay calmas realmente exasperantes, supongo que porque no las percibimos como calma sino como estancamiento, horas muertas.
Hoy me quedo muy especialmente con la primera frase: "Las algas comienzan a moverse bajo el agua, agitadas por el viento submarino." Bellísimo.
Me alegro de leerte de nuevo. Siempre un placer.
La primera vez que supe de la existencia del mar de los sargazos fue leyendo un tebeo del capitán Trueno, hace muchos años. En las viñetas era una zona del mar habitada por algas gigantes que detenían la navegación de los barcos y llegaban a acabar con ellos. Recuerdo imágenes de buques fantasmas y, ahora que lo pienso, no recuerdo qué les sucedía exactamente al capitán Trueno, a Goliath, a Crispín, a Ingrid de Thule, lo único que sobrevivió en mi cerebro es la leyenda de un lugar donde no sopla el viento y el tiempo pasa despacio en un océano plano habitado por algas gigantes. Mitos que uno se crea de niño y duran toda la vida. Ah, el mar de los sargazos... Sí, he estado atrapado allí muchas veces.
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