Esta nueva ola de calor, la tercera o cuarta en lo que llevamos de verano, aplasta la voluntad, evapora la inteligencia y, en general, animaliza. Porque el calor es simple, no especula, no ofrece alternativas. Cuarenta grados. Treinta y ocho. No hay más.
Que el tiempo -y en sus fauces nuestra vida- fluya rumbo al fresco y amable otoño, rumbo al invierno, rumbo a la primavera del año que viene y después, más allá, a otro verano terrible que ni siquiera me atrevo a imaginar.
viernes, 17 de agosto de 2012
Ola de calor
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4 comentarios:
¿No te das cuenta de que sin el calor, sin el verano, no tendríamos tomates?
Ah, eso es verdad, pero es que hace tanto, tantísimo calor... No creo que estas temperaturas sean buenas ni para los tomates. Qué ganas tengo de que llegue el otoño.
Yo llevo muy mal las noches: apenas duermo.
Un abrazo
Es que la temperatura de estos días es terrible. Menos mal que sabemos que no durará eternamente.
Un abrazo.
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