Corre, insensato, corre
y no mires atrás.
Pero no, escucha, no,
mejor camina, sí,
mejor camina despacio
así, eso es, sin
llamar la atención.
Y ahora detente y
siéntate en ese banco
junto a la acacia, sí,
justamente ahí, como
quien no quiere la cosa, y
contempla las nubes
en el cielo, los peatones
que van de aquí para allá
inmersos en sus pensamientos.
Los coches. Las palomas.
Mira cómo pasan de largo.