He sobrevivido a otra navidad. Mi navidad número sesenta en este pequeño planeta que creó un dios inventado en seis días (porque al séptimo descansó). Quienes me conocen, en primer lugar mi mujer y mis hijos, además de mis hermanos y hermana, saben que odio algo tan espectacular, tan luminoso. Pero ya pasó. Ya no hay más. Regresan las madrugadas y los coches aparcados en la acera con los cristales congelados yendo a trabajar en noche cerrada. Regresa la alegría, la apatía o la tristeza de los días normales. Yo amo los días normales, incluso cuando voy a trabajar de noche y, como esta mañana, hay dos grados bajo cero. Amo el cielo helado que refleja la luz del sol antes del amanecer, y también la huella de los aviones allí arriba. Para mí, lo mejor de la navidad es que comienza y termina. Oh, señor, seré el viejo más cascarrabias del mundo pasado mañana, o mañana, o ahora.
lunes, 8 de enero de 2024
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