jueves, 4 de enero de 2024

Misión

Cuando tras los largos años de hibernación nuestra nave llegó al planeta que debíamos explorar y preparar para la llegada masiva de nuevos colonos, lo más impactante para mí fue su atmósfera, la pureza de su aire, la limpieza que llenaba nuestros pulmones maltrechos. El cielo no era tan azul como en la tierra sino más bien blanco, y la vegetación parecía sentirnos a nuestro paso. No había insectos ni pájaros. Acampamos cerca de la pequeña nave auxiliar que nos había llevado hasta allí y, tras días de investigación desde los drones y los sensores de la nave nodriza en órbita alrededor de aquel mundo, no encontramos señales de vida animal de ningún tipo, ni en tierra firme ni en los lagos y mares que existían allí. Sólo había algo semejante a la vegetación de nuestra patria, pero distinta, a medio camino entre la hierba y las anémonas. También los minerales del suelo parecían tener una organización, cierto sentido geométrico y casi antropomórfico: rocas, dunas, laderas, parecían querer comunicarse con nosotros. A nuestros ojos era un lugar vacío pero capaz de albergar la vida que pudiésemos traer desde nuestro planeta moribundo. Mientras tomábamos muestras y disfrutábamos de un aire más limpio del que nunca pudimos imaginar, ignorábamos absolutamente el futuro.

miércoles, 3 de enero de 2024

La ignorancia

Hoy me he vacunado contra la gripe y contra el covid. Creo en la ciencia, y también en la poesía (aunque odio profundamente a los poetas). Creer en la ciencia y en el arte me ponen a salvo de la religión: la primera contesta precaria pero razonable y progresivamente a las preguntas sobre la realidad, y el segundo satisface mi alma absurda. No necesito ningún dios, la ignorancia y la exploración me satisfacen más. Es así de sencillo.

martes, 2 de enero de 2024

Timbre de voz

He regresado al trabajo tras unos días de vacaciones y la mañana ha ido bien. Persona tras persona, rostro tras rostro, timbre de voz tras timbre de voz al otro lado de la mesa, pero sin aglomeraciones. De mi labor me gusta que nunca nada es igual, nadie es igual a la persona anterior, y de todos aprendo algo. He almorzado un sandwich de jamón de york y chorizo de pamplona como los que comía cuando era pequeño. Me lo ha hecho mi mujer. Mientras lo masticaba con algo de prisa por la gente que esperaba he mirado la calle a través del ventanal, el pequeño río al otro lado, el cielo de color gris.

lunes, 1 de enero de 2024

Y se murió

"Tengo tanto sueño
que creo que
me voy a morir", dijo.

Y se murió.

Y despertó.

domingo, 31 de diciembre de 2023

Todas las noches son viejas

De madrugada, a las seis de la mañana, llevaba a mi hija a Barcelona a través de la noche cerrada. La autopista estaba desierta y las luces interiores del coche parecían las de una pequeña nave espacial. Hablábamos y hablábamos. Luego comenzó a amanecer, creo que a la altura de Tarragona: un espectaculo no por cotidiano más inconcebible.

Ahora ya está en Bergen, junto a su pareja. Yo estoy cansado pero feliz porque mi niña de treinta y un años haya llegado a su destino. Dos mil veintitrés termina. Maite está saliendo de una gripe que la ha dejado debilitada, así que no creo que haya noche vieja. Pero todas las noches son viejas como todas las madrugadas, como la de hoy saliendo de Zaragoza rumbo al aeropuerto de Barcelona, son nuevas, vírgenes, páginas en blanco.

Mañana comenzará un nuevo año en nuestro calendario, en nuestra cultura, en la religión mayoritaria de este país, en nuestro hemisferio. Dormiremos igual de bien o de mal, cada noche seguiremos despertando a otros mundos y lugares.

Ya no hago buenos propósitos al comenzar dos mil veinticuatro, tengo alguna que otra intención, pero ninguna expectativa. No sé qué sucederá. Sólo deseo tranquilidad.

miércoles, 27 de diciembre de 2023

Yo soy

Yo soy Jesús Miramón, hijo de Jesús y Natividad. No soy un ser humano perfecto, ni siquiera me acerco a algo lejanamente así, pero soy yo. Tengo virtudes y defectos, talentos naturales y debilidades igualmentente naturales, y a veces me he querido y a veces me he odiado. Soy amado y amo, eso lo sé, y esta consciencia cierta me salva de los aspectos nefastos del mundo, y de los míos también. Yo soy Jesús Miramón, esposo y fiel compañero de Maite, padre de Paula y Carlos, e intento vivir mi vida como soy: limitado, ilimitado, a veces enfermo, a veces entusiasta, a veces perezoso, a veces explorador. No me diferencio un ápice del resto de seres humanos de mi planeta. Soy un hombre común. Siento. Sufro. Gozo. Duermo. Despierto. Escribo paso a paso, día a día, mi camino. Yo soy Jesús Miramón.

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Los caballos lo mejoran todo

Estoy tan cansando, tengo tanto sueño, que no puedo dormir. Me gustaría cerrar los ojos y despertar en el otro lado, lentamente. Caminos cubiertos de hojas secas, cielos azules. El años dos mil veintitrés termina. Tengo sesenta años. ¿Qué significa todo esto? Nada. Lo mismo que los volcanes islandeses o las moscas que, a pesar del frío del invierno, en entornos cerrados y cálidos aparecen y viven un poco más sin saber nada. A mí me salva el amor, pero sin aspavientos. El amor tranquilo, cotidiano. El Alzheimer de mi madre sigue avanzando inexorablemente, pero todos, su marido, mi padre, y sus hijos e hijas, los ocho, más sus diez nietos, estamos ahí, amándola, amándoles. Esta mañana en Barbastro la temperatura estaba bajo cero, los coches cubiertos por el hielo como pequeñas banquisas de la antártida. Los martes trabajo por la tarde y al salir a la calle a las siete había niebla y mucho frío. He ido a comprar cuatro cosas y he vuelto a casa. Le he dado un beso en la boca a mi mujer. Hemos cenado un poco, algo entre comida y tapas. Y en este momento, horas después, he intentado dormir y, del cansancio que siento, no puedo viajar a caminos de hojas secas y caminos azules. No pasa nada, leeré un rato y caeré rendido. Tal vez las hojas secas del camino sean sustituidas por la arena del desierto, o por el asfalto de ciudades desconocidas, o por la superficie de planetas todavía no descubiertos. Me gustaría soñar con caballos. Los caballos lo mejoran todo, los amo.

miércoles, 6 de diciembre de 2023

El arroyo

A veces pienso en mi muerte y sufro por el trabajo que daré a los demás, por su tristeza, por su sufrimiento al amarme y saber que he desaparecido. Pero a mí no me da un miedo terrible. Sé que la vida es un sueño, y lo sé desde muy pronto, tal vez porque nací muerto. A veces pienso: "cuando muera ya no escucharé permanentemente el tinitus que me acompaña desde hace años, ya no tendré ataques de pánico, ya no sufriré ansiedad por nada, me diluiré en el universo, molécula a molécula, partícula a partícula, y regresaré a donde estuve o no estuve antes". Luego pienso en mi compañera, en mi mujer, en la persona con la que he compartido casi toda mi vida, y no quiero que llore, no quiero que me eche de menos, y también pienso en mis hijos y sucede lo mismo. Creo que la muerte me da más miedo por el dolor que podría provocar en los demás que el que podría provocarme a mí. Supongo que le pasa a todo el mundo, que es un sentimiento común a partir de cierta edad. Las montañas ya tienen nieve. Hace frío por la mañana. Este extraño lugar continúa siendo real, sólido, un planeta que gira alrededor de una estrella. Y el tiempo, como el arroyo más pequeño y humilde del bosque, fluye en una sola dirección.

martes, 28 de noviembre de 2023

Este mundo

Si escribo ahora mismo que me voy a dormir, que estoy muy cansado, que en mi cabeza suenan las decenas de voces de las personas que he atendido hoy en mi trabajo, que en mi cuerpo siento un desfallecimiento suave, casi dulce, una marea que me arrastra; si escribo ahora mismo que me voy a dormir, que cerraré los ojos y mi cerebro se hará cargo del resto de la noche, quién sabe, igual todo eso significa que estoy vivo en este mundo.

lunes, 27 de noviembre de 2023