miércoles, 20 de marzo de 2024

Comanches

Estoy tan cansado. De mí, del mundo, de mi trabajo (que, incomprensiblemente, me gusta mucho), de mi despertar cada día sin saber nada. Anochece más tarde y el calor me acecha, rodéandome como un grupo de comanches en una película del oeste. El zureo de las tórtolas turcas es falso: son ellos, los indios que me asesinarán. No comprendo nada, y seguramente así ha de ser. Hubo un tiempo, el de mi ignorante juventud, en el que pensaba que comprendía algo. Pobre. No pasa nada, así fue y será siempre. Me muero de sueño pero no logro dormir. El campo está oscuro. Lo jabalíes se pasean por los lugares donde solemos ir a caminar Maite y yo. Y los zorros, y los tejones, y las comadrejas: un trasiego constante bajo las estrellas y la luna. Voy a dejar de escribir y me acostaré boca arriba, como Drácula. Cerraré los ojos y no pienso abrirlos hasta que haya logrado dormirme, y así los abriré en el sueño, en otro lugar, en otro tiempo, en otro planeta, en otro mundo.

viernes, 8 de marzo de 2024

Sino lo que hace

Yo soy feminista, como me enseñó mi padre nacido en 1936. No me gusta hacer camas pero cocino siempre, cada día (como mi compañera hace la cama siempre, cada día). Al final las cosas son tan sencillas. Nos repartimos las tareas entre dos buenas personas que se aman. En eso consiste todo. ¿Soy feminista? Lo soy. ¿Soy antiracista? Lo soy. ¿Soy anticlasista? Nada odio más que el clasismo. Pero no importa nada lo que uno dice que es, sino lo que hace día a día.

viernes, 1 de marzo de 2024

Mar

Lo escribí una vez y lo escribiré muchas veces: me gusta el mes de marzo porque contiene la palabra mar.

jueves, 29 de febrero de 2024

Bisiestos

Veintinueve de febrero: algo que sucede cada cuatro años, desde que el papa Gregorio XIII, en 1582, decidió perfeccionar el calendario anterior, el que Julio César, hace dos mil años, creó para precisar la imperfecta rotación de la tierra alrededor del sol, estableciendo un retraso temporal cada 128 años.

Pero toda esta información da igual, la he buscado en la red. Febrero tiene 28 días salvo cada cuatro años, cuando tiene 29. Y eso demuestra dos cosas: la ficción temporal en la que vivimos y nuestro afán por la exactitud matemática, por encontrar un orden donde no siempre existe. Años bisiestos, se llaman, pero no se diferencian absolutamente en nada a un pestañeo, un olvido repentino, una gran memoria, una noche de sueño profundo.

El tiempo somos nosotros. Los calendarios sirven para recordarnos citas con el médico o cumpleaños, pero el tiempo, el verdadero, el que fluye, somos nosotros.

martes, 27 de febrero de 2024

Gorriones

El día termina poco a poco, lentamente. El cansancio se hace presente y me empuja al olvido bajo el agradable peso de la ropa de la cama. Ya es de noche. Un día más, me digo a mí mismo. Puedo escuchar aún todas las voces que he atendido hoy al otro lado de mi mesa de trabajo. El viento trae el aire frío de las montañas donde hay nieve. Los árboles de la acera siguen desnudos (ninguno es un almendro). Los gorriones me llenan de ternura. (Y las nubes)

domingo, 18 de febrero de 2024

Presente continuo

Todos los almendros han florecido a principios de febrero. Ellos, esos árboles que viven el presente continuo, ignoran si dentro de unas semanas hará mucho frío, seguirá haciendo calor, helará o, quien sabe, tal vez caiga una capa de nieve. Yo, mientras camino dejándolos atrás junto a mi mujer, les envidio por su belleza y por su relación con el presente, el sol, la lluvia, sin que exista nada más: ni pasado ni futuro: sólo ahora.

jueves, 8 de febrero de 2024

Y mañana

A menudo, sobre todo antes de acostarme como va a suceder ahora, siento que la vida es algo que creamos con nuestra modesta respiración acompasada, con lo que vemos, con lo que nos sucede sin importancia y con ella; siento que la vida es lo que sentimos como nuestro suceso y no como otra cosa, o acaso, si somos capaces, como los sucesos de los demás. La vida es algo muy raro, algo extraordinario, algo que desde algún momento en nuestro pasado remoto tratamos de expresar y comprender. Y, a la vez, es tan sencilla. La vibración de una cuerda. Esta absurda confianza en que dentro de unos minutos cerraré los ojos y mañana despertaré en el mismo lugar.

lunes, 29 de enero de 2024

Y sueño

Buceo en aguas turbias, rodeado de raíces de árboles. Sé que estoy soñando porque puedo respirar. Adivino la selva virginal que existe allí arriba y escucho los sonidos del sonar de los delfines rosados casi ciegos. Todo está bien. No conozco el pasado, no conozco el futuro. No sé si soy una anaconda o la cría diminuta de un pez, y sueño.

viernes, 19 de enero de 2024

La tranquilidad

Cuando somos jóvenes pensamos que la vida siempre sucederá de ese modo ferviente, apasionado, intenso, sin límites. Y así deben pensar las personas jóvenes, son el combustible del futuro: fuerza, energía, utopías, esperanza, sueños. No es que todo eso desaparezca al hacernos mayores, yo cumpliré en mayo sesenta y un años y conservo todo eso en mi corazón, pero ahora valoro algo que para mí tiene un valor casi divino: la tranquilidad. El amor de mi familia y mis amigos, y la tranquilidad.

lunes, 15 de enero de 2024

Su afán

Pienso en el mundo actual, con sus guerras, sus pandemias, sus diferencias sociales, y caigo en la cuenta de que no debería pensar que el mundo entero es así. Ni la edad media era oscura ni la edad moderna luz. Millones de personas fueron felices en la edad media y millones de personas no lo han sido en la edad moderna: las guerras antiguas fueron crueles y algunas duraron cien años, quemaban a personas vivas en hogueras, torturaban, asesinaban, pero hubo niños que crecieron felices en aquel tiempo, que sintieron el amor y lo propagaron sin estridencias en sus aldeas y regiones a salvo. En nuestra naturaleza está clasificar las cosas, nuestro lenguaje inventó los adjetivos, pero la vida es algo más complejo, diverso, inmenso e infinitamente más diminuto al mismo tiempo. Cada existencia tuvo su afán.