miércoles, 14 de mayo de 2008

Columna de humo

Muchas generaciones trabajaron sin desfallecer hasta terminar la máquina definitiva, y, cuando ésta estuvo preparada, la pareja sentimental compuesta por el teniente Sissoko Mansell y la antropóloga Chihiro González entró en ella despidiéndose para siempre del agonizante siglo cincuenta y dos.

El viaje, como los ingenieros habían predicho, duró apenas un segundo, una leve pérdida de consciencia seguida de silencio. Abrieron la escotilla. El cielo no era naranja sino azul. Salieron al exterior. Había una playa. Dunas cubiertas de hierba alta. Había tanto oxígeno en la atmósfera que se sintieron mareados durante unos instantes. Chihiro creyó oír el zumbido de un insecto. El canto de un pájaro entre las ramas del bosque que moría en la arena.

Aunque sabían desde el principio que la máquina era de un solo uso, en una sola dirección, sintieron una punzada de angustia al destruirla y enterrar sus restos. Luego cargaron con sus provisiones y armas y se adentraron en la maleza, rumbo a la solitaria columna de humo que se elevaba al otro lado de las colinas.

11 comentarios:

andandos dijo...

Tus cuentos suelen ser estupendos, Jesús, ¿para cuándo un libro de cuentos?

Saludos cordiales

José Luis

Jesús Miramón dijo...

Te agradezco el comentario, José Luis, pero en cualquier caso, y como siempre digo, aquí están, publicados para quien quiera leerlos. El fenómeno se cumple del mismo modo. Un abrazo.

andandos dijo...

De acuerdo, publicados en el blog no son mercancía, y uno controla todo el proceso. Te mando una dirección y ya me dirás.

Un saludo
José Luis
http://www.elboomeran.com/blog-post/1/3960/felix-de-azua/cultos-hasta-la-nausea/

Jesús Miramón dijo...

Ay, pues te digo que leí, bueno, mejor dicho: intenté leer ese artículo el otro día, en El País, y no pude. Era como comer un polvorón. Hoy, siquiera en muestra de agradecimiento, lo he vuelto a intentar, y nada. Y mira que las primeras novelas de Félix de Azúa me gustaron ("Historia de un idiota contada por él mismo" me conmocionó). Y algunos de sus artículos, también, algunas veces, hace tiempo. No ahora. Igual me pasa que con los años y el whisky me he vuelto menos inteligente que cuando era joven, y me cuesta interesarme por tan cultivados arabescos (sobre la cultura, sobre el arte, sobre la religión, sobre la democracia, sobre la literatura... ). ¿Cultura? ¿Mercado? ¿Gastronomía? A mí me gusta cocinar y comer, a mí me gusta escribir y leer, eso es lo que me gusta, no tengo afición al análisis ni la crítica. Con más o menos fortuna otros la tienen. Yo hace mucho que decidí no hacerles caso en nada.

javier p. dijo...

Pero caramba, Félix de Azúa es un tipo excepcional.

Aunque creo entenderle: lo que le pasa a Vd. con Azúa me pasa ahora, de igual manera, con Vargas Llosa. Y Vargas Llosa es excepcional.

Un cordial saludo y buenas noches;
j.

Jesús Miramón dijo...

Hola, Javier,

no dudo de que Azúa sea un tipo excepcional, de hecho hubo un tiempo en el que leí con placer sus novelas. Lo que me sucede ahora, tal vez debido a que voy cumpliendo años, es que no llevo bien los sermones; ni siquiera, lo que ya es el colmo, cuando estoy de acuerdo con sus contenidos. ¿Por qué demonios a casi todos los escritores, Vargas Llosa incluído, les llega ese momento: el de hacer sermones, el de pontificar sobre esto y sobre lo otro?

Un saludo y bienvenido a las cinco estaciones.

Miranda dijo...

Es una mutación natural del famoseo.
Se convierten en gurús.
Aún y todo los hay menos peligrosos, porque generalmente tienen menos luces, cuando el famoso lo es por cantante o actor.
Cuando son escritores y se autodenominan filósofos, ya es la coña.

En general los buenos maestros siempre han sido los que hacen pensar o provocan la necesidad de conocimiento, no los que mastican el producto y nos ofrecen su pota, con perdón.

Me gusta mucho cuando haces ficción.
Bueno, me gusta todo.

Beso.
M.

Jesús Miramón dijo...

Gracias, Miranda, un beso :-)

Luis Rivera dijo...

No creo solamente que sea una cuestión de envejecimiento de los autores, y vanidad. Es que además creo que uno se vacuna con el tiempo, y a ti, Jesús, la vacuna te sienta muy bien.

El cuento muy bien. por cierto, que el cuento de verdad empieza donde tu acabas la narración. Allá cada cual con el suyo.

Jesús Miramón dijo...

De hecho, Luis, estoy tentado de continuarlo así, a pequeñas dosis. No sé. Ya veremos.

Un abrazo.

Portarosa dijo...

Hola, Jesús. Llevaba tiempo sin venir.

Me ha gustado.
Y me ha gustado tu respuesta a lo de Azúa (a mí me cae bastante gordo; como Espada, más o menos).

Un abrazo.