Por la tarde atiendo a una señora polaca. Tiene cierto aire antiguo, el pelo corto y teñido de rubio, un pantalón de pinzas de color gris que le llega más arriba del ombligo. Trabaja en el campo y sus manos son fuertes, de dedos encallecidos, las uñas cortas y romas. Es educada, amable, pausada. Al sonreír muestra la ausencia del segundo premolar del lado izquierdo de su boca. Cuando termina la consulta se levanta, me da las gracias, le respondo que no hay de qué, sale a la calle. Pienso en Wislawa Szymborska.
jueves, 8 de mayo de 2008
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4 comentarios:
Estuve una vez en Polonia, en Gdynia y en Gdansk (Danzig), y (perdona el tono frívolo, de repente, entrando aquí bruscamente) vi las mujeres más... alucinantes que he visto en mi vida. Eran todas, todas, unas bellezas de cuerpos esculturales y caras preciosas.
Y yo me preguntaba dónde estaba la típica (?) polaca fuerte, ancha y colorada.
Un abrazo.
Bueno, la señora que yo atendí ayer era muy guapa, aunque se parecía más al arquetipo con el que terminas. Me gustó mucho la tranquilidad que transmitía. No hay muchos ciudadanos polacos por aquí pero, sabiendo lo peligrosas y ridículas que son las generalizaciones, los pocos que he conocido me han causado muy buena impresión. Pero qué absurdo hablar de nacionalidades y maneras de ser, ¿verdad?
En cualquier caso lo mejor es el enlace al poema (los poemas) de Szymborska, una de mis poetisas favoritas entre las favoritas, absolutamente maravillosa.
Grandísima poeta, sí...
Aquí hay polacos trabajando en las minas.
Por aquí, en la zona de Huesca, no hay muchos, pero los pocos que hay se han ganado fama de gente honesta y trabajadora.
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