Anoche me desperté a las cuatro de la madrugada. Fui a la cocina a servirme un vaso de agua, estuve navegando un rato en internet y después me puse a leer, confiado en recuperar el sueño y aprovechar el domingo para dormir hasta tarde. Serían las cinco o las cinco y cuarto cuando escuché el ruido de un motor diesel y las voces de unos hombres en el exterior. Doblé la esquina de la página, me levanté y me asomé discretamente entre las cortinas. Eran dos cazadores en un gran cuatro por cuatro de color negro. Vestían ropa de camuflaje, chalecos provistos de cananas, pantalones con bolsillos laterales y botas de montaña. Hablaban y fumaban apoyados en el coche, aparentemente ajenos al eco de sus risotadas en la calle desierta. Al cabo de tres o cuatro minutos la puerta de la casa de la esquina se abrió y apareció un tercer hombre equipado como sus compañeros, portando dos estuches de escopeta y una pequeña mochila. Se saludaron efusivamente, dejaron los nuevos pertrechos en el maletero, subieron al vehículo y se marcharon. El silencio regresó al pueblo. El cielo sobre los tejados todavía era oscuro, pero la inminencia del alba comenzaba a vibrar en él como una transparencia de frío.
domingo, 4 de noviembre de 2007
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11 comentarios:
No me gusta, el ambiente de caza, ni la caza.
Un abrazo.
(¡Doblas las esquinas de las hojas...!)
Pues sí, es mi manera de conservar la página que estoy leyendo. Por cierto que, no recuerdo dónde, leí una vez una anécdota al respecto que me impresionó. Durante la revolución francesa un aristócrata espera su turno para ser guillotinado leyendo un libro, y cuando el carcelero le llama por su nombre para que le acompañe, el condenado dobla la esquina de la página y deposita el libro sobre el banco de piedra. Es un acto que dice mucho de la naturaleza humana, ¿verdad?
Un abrazo.
(A mí tampoco me gusta nada el ambiente de la caza, pero nada de nada)
Pero hombre, Jesús, con la cantidad de marcapáginas bonitos (y gratuitos) que hay por el mundo adelante, ¡no le hagas eso a los libros, hombre...! ¿No oyes cómo grita la hoja cada vez que la doblas y luego la aprietas con las demás?
Lo del aristócrata, si fuese verdad sería increíble, la prueba irrefutable de que probablemente fuese uno de los hombres más valientes de la Historia.
Un abrazo (ay, pobres libros; pero haz lo que quieras, haz lo que quieras...).
Son manías. A veces, raras veces, también utilizo marcapáginas de los que te regalan en algunas librerías, pero el sistema del doblado de la esquina de la página es muy socorrido y, no sé, lo llevo haciendo desde que era pequeño... :-)
Yo trato de usar marca páginas, pero los peirdo todos. Doblo las páginas por arriba para encontrar el lugar dejado y por abajo para marcar un lugar interesante.
Me ha gustado mucho la historia de los ¿cazadores?, no sé, es una escena inquietante.
Besicos y amores
Un beso, hermanito. Os queremos.
:-)
(Hoy nos hemos levantado rodeados de una niebla espesa. En esta zona eso es signo inequívoco de que el frío ha llegado para instalarse durante unos cuantos meses)
Hace tiempo hice vida con cazadores. Era una cosa terrible porque a eso de las cinco de la mañana se trasegaban unos vinorros y unas jamadas de huevos con chorizo que era de espantar. Yo me conformaba con cocinar y luego meterme en la cama calentita, que hacía unos fríos de cortar. No me gusta la caza porque hay que andar mucho, pero sobre todo porque no me gusta el uso que hacen de los perros. De pequeña iba con mi tío y con sus amigotes de caza y curiosamente me lo pasaba bien.
Oye, lo de las páginas es muy inquietante. Me educaron en la cosa esa religiosa con los libros y tomo notas en cuadernos y no marco nada, uso de marcadores cosas...como tarjetas de crédito, el carnet y tal..y luego no los encuentro.
Pus!
M.
Jó, y yo que pensaba que doblar las páginas de los libros era la cosa más normal del mundo. Y mira que siento un respeto casi fetichista por los objetos que son los libros, pero me gustan más si están usados (sobre todo si están usados por mí). Por cierto, yo también, como Luis, señalo las páginas que me interesan doblando la esquina de la hoja, sobre todo en los libros de poemas porque facilita mucho volver a los que me gustaron (en algunos sólo hay dobladas tres o cuatro, por desgracia).
Y sobre los cazadores... a mí las reuniones de machos alfa compitiendo a ver quién la tiene más gorda (la escopeta, la puntería o lo que sea) y fumando puros al amanecer, es algo que no me ha gustado nunca, ni siquiera cuando fui soldado.
Me ha encantado esta entrada. El final es fabuloso. Un gusto haber encontrado este blog.
Y aprovecho para agradecerte que nos hayas regalado esa frase de Ferlosio, en la entrada anterior.
Un saludo.
Muchas gracias, M., encantado y bienvenido.
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