miércoles, 22 de abril de 2009

Doce años

Querido hijo mío, mi príncipe, mi tesoro, mi luz, mi afán, me cuesta creer que hoy cumples doce años. ¡Doce años! ¡Pero si ayer, como quien dice, no pesabas nada en mis brazos, cordero contra mi pecho, ojos de cielo! ¿Sabes que cuando supimos que ibas a ser niño tuve miedo? Como lo oyes. Sí, no te rías, yo estaba tan acostumbrado a criar a tu hermana de cinco años, tan acostumbrado a su dulzura de nena pequeña, que me preguntaba si sería capaz de desenvolverme del mismo modo con un varón, con un chico como tú. Qué tontería, ¿verdad? Porque cuando llegaste resultaste ser más cariñoso y dulce que nosotros tres juntos. Quiero que sepas que tus abrazos y tus besos me han salvado muchas veces. Días aciagos se convertían mágicamente en los mejores cuando al salir del colegio venías corriendo hacia mí arrastrando la chaqueta por el suelo. Ahora eres mayor y ya no voy a buscarte. Estoy acostumbrándome a tu lenta deriva, como hice con tu hermana. Lo que no debes olvidar jamás es que te quiero más que a mi vida, y que así será siempre. Feliz cumpleaños.

13 comentarios:

andandos dijo...

Magnífico, Jesús. Un abrazo

José Luis

estrella dijo...

Más que a nuestra vida.
Más que a nuestra vida y hasta el final.

Bello. Como lo que es. La expresión de lo más grande que nos ha sucedido.

Gracias por decirlo en alta voz y compartirlo.

Jesús Miramón dijo...

Un abrazo, José Luis. Esta mañana, antes de irme a trabajar, le he dejado a Carlos esta carta en la mesa de la cocina. Anoche, tras escribirla, pensé que tal vez muchos padres y madres que leéis este cuaderno podríais reconoceros en ella, por eso decidí compartirla. Ah, él me ha dicho que le ha encantado y me ha dado muchos besos y abrazos. Es muy cariñoso.

Jesús Miramón dijo...

Qué amor más incondicional, ¿verdad, Estrella? Yo creo que no existe otro más puro y sin reservas. Un beso.

Portarosa dijo...

Jesús, a mí me ha emocionado, se me han saltado las lágrimas.

Ya sabes que, además, mi situación es parecida.

Un abrazo, y felicidades a él y a ti.

Anónimo dijo...

felicidades para ambos.

siempre es hermoso ver los reflejos del amor

Jesús Miramón dijo...

Portorosa, Koldo, muchas gracias. ¡Tres pizzas caseras he hecho esta tarde para su merienda de fiesta! ¡Pizzas, patatas fritas, fuet y jamón serrano para once amigos que, en quince o veinte segundos, han convertido el salón en una leonera! Ahora el equipo completo se ha ido al campo deportivo a jugar al fútbol y puedo respirar un poco.

Un abrazo y feliz día de San Jorge (fiesta en Aragón, ¡viva!).

añil dijo...

Precioso, Jesús.

Felicidades para ambos.

Jesús Miramón dijo...

Gracias, Añil.

:-)

Luis Rivera dijo...

Jesús, amigo: escribe mi admirado y querido Lucrecio, en La Naturaleza, II 75," ...se renueva constantemente el conjunto de los seres y viven unos tras otros por turno los mortales, y como corredores se van pasando la antorcha de la vida".

Pienso que esta imagen es maravillosa, esta idea de vivir por turno, de sucedernos, de que no hay otra carrera que esta de estar y dar entrada al siguiente y despedir al anterior, y hacer esto, añado yo, con amor, con dedicación, que eso parte de ese suceder unos a otros, y no más.

Jesús Miramón dijo...

Sí, es una imagen maravillosa. Ante la de la vida como una cerilla que se quema hasta extinguirse, la imagen de la antorcha que va pasando de mano en mano generación tras generación. Me ha gustado mucho, Luis. Qué grandes son los clásicos. Un abrazo.

Ángel Ruiz dijo...

Llego tarde, que he estado en Roma. Justo antes de salir leí esta entrada, de las mejores que te he leído (y te he leído muchas buenas).

Jesús Miramón dijo...

Gracias, Ángel. ¡Roma! Qué envidia. Me gustaría muchísimo visitar Roma.