Es como cuando llega la hora de cerrar la oficina y apagas el ordenador, bajas las persianas de los grandes ventanales, te pones la chaqueta, echas el candado a la puerta y sales a la calle.
Es como cuando después del ensayo con el coro todos comienzan a irse, de uno en uno o en grupos, todavía con la música sonando intacta en sus cerebros, nota a nota, más pura y delicada que en los pulmones.
Es como cuando te quitas la ropa antes de acostarte, como cuando te sientas al borde de la cama y el instante que iba a durar un segundo dura un minuto, y después tres, y cinco.
sábado, 31 de octubre de 2009
Como cuando
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4 comentarios:
La satisfacción debe de ser entonces muy grande. O la sensación de felicidad, o de descanso.
Un abrazo
Escribiendo no siempre sé a dónde me dirijo. En esas ocasiones lo que hago es dejarme llevar y confiarme a la corriente.
Un abrazo.
Pues la corriente resulta de lo más gratificante, en ocasiones.
Un abrazo.
Gracias, Porto. Un abrazo.
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