viernes, 27 de enero de 2017

Un suelo duro y frío

Sucede algo muy extraño cuando se abre una brecha entre el concepto que uno tiene de sí mismo y el concepto que otras personas, a las que uno sigue o admira o simplemente disfruta, tienen de uno; cuando no coinciden. En la vida diaria, donde nos vemos las caras y escuchamos los tonos e interpretamos las ironías, no suele suceder, pero aquí, en internet, es muy fácil que aparezca el desencuentro o la simple indiferencia.

Recientemente he sufrido dos sucesos así. Por un lado descubrí, a finales del año pasado, a una persona que me cautivó por su inteligencia, y tras varios intentos de contactar con ella simplemente para conocerla y que ella me conociera a mí, intentos que sólo obtuvieron el silencio como respuesta, desistí perplejo (una perplejidad absurda, por cierto, ¿qué obligación tenemos nadie de contestar a personas desconocidas aunque nos digan que les gusta lo que hacemos?). No estamos acostumbrados a la indiferencia cuando somos víctimas de ella.

Descubrí también un blog, y a través de él a una persona muy interesante: su autora. Me encanta cómo escribe, su manera de ver, interpretar y articular literariamente la vida cotidiana. Como en el caso anterior, tuve la necesidad de acercarme a ese ser humano para aprender, darme a conocer o, qué sé yo, tratar incluso de establecer una relación de amistad como la que tengo con algunas pocas personas en la red. Pero tampoco ha podido ser. Al principio parecía que sí, pero después algunos comentarios míos le parecieron inapropiados, no le gustaron y se acabó. Nada que decir. Soy experto en hacer y escribir cosas estúpidas. A mí esta persona, como en el primer caso, me sigue pareciendo muy interesante, alguien que puede enriquecer mi vida personal, pero a estas alturas de la película no puedo hacer gran cosa sobre el concepto que los demás puedan tener de mí.

Es algo que te devuelve al suelo duro y frío. Jesús Miramón: no eres ni la mitad de la mitad de la mitad de lo cojonudo que crees que eres; Jesús Miramón: hay seres humanos a quienes les resultas cansino, pesado, paranoico y aburrido; Jesús Miramón: sencillamente no vas a gustarle a todo el mundo que te gusta. ¿Algo así te sorprende? ¡Pero si tienes cincuenta y tres años! Pobre gilipollas, te conozco bien, en tu maltrecho cerebro sigues siendo un joven pretendidamente seductor, pero eso, permíteme que te lo diga, terminó hace mucho tiempo. No vas a interesar a todas las personas que te interesan; no vas a gustar a todos los seres humanos que te gustan; no vas a recibir siempre una respuesta; no vas a recibir siempre la respuesta que esperabas, el suelo es duro y frío.

6 comentarios:

Teresa A. dijo...

Eres un tío, Jesús, heterosexual, y los dos ejemplos que has puesto, dos mujeres. La red está tan "tinderizada" que no te extrañe que pensaran que querías ligar con ellas. Y me temo que se dan mucho los dos extremos: quien busca un lío sexual hasta en Linkedin y quien desconfía hasta de un "Hola" inesperado y no pedido.

Jesús Miramón dijo...

No es el caso, MH, o al menos no lo creo. Es algo más normal, bueno, lo que he escrito. A todo el mundo nos pasa. Seguramente yo haya sido victimario alguna vez sin saberlo. No pasa nada. Unos días un poco más depre de lo habitual y ya está. C'est la vie.

Portarosa dijo...

Yo pienso que eres bastante cojonudo, no te preocupes.

Por cierto, ¡mira que dices tacos últimamente!

Jesús Miramón dijo...

Joder, Porto, ¿por qué cojones dices que digo muchos tacos últimamente? Hostia puta, si me controlo mogollón.

Ah, y gracias por pensar que soy bastante cojonudo. Joder.

Marisa dijo...

Hola, Jesús:
Tenía guardado tu blog en favoritos, que encontré saltando de blog en blog (Avellana, Shichimi...), y que no había leído con detenimiento. Lo encontré porque me apunto a los hablan en voz bajita de cosas pequeñas e inquietudes grandes.
Mira, lo que te pasa a ti me pasa a mí y no sabes cómo me alegra verlo escrito, porque una, que es un poco tímida, siempre anda revisando lo que escribe por si mete la mata. ¡Cuánta razón tienes con esto de internet y esa especie de terreno resbaladizo! Es la cara oscura. La buena es que, al menos y aunque sea a distancia, puedes encontrar gente con la que compartes muchas cosas, sobre todo, una forma de mirar la vida y también esas tristezas e inquietudes que en el fondo compartimos todos, porque, en efecto, la cosa pinta fea feísima para nuestro maravilloso planeta.

Mi enhorabuena por tu sinceridad, por ser así de abierto. Pocas personas tienen la valentía de hablar de lo que le pasa así. Yo soy incapaz, pero lo admiro muchísimo y lo valoro no veas cuánto. A mí me da corte también, porque nos movemos siempre con la pregunta ésa de "qué querrá éste" o "qué querrá ésta", como si compartir una charleta fuera poca cosa en los tiempos que corren. En fin...

Te mando un abrazo. Es una lástima que yo vivo en Madrid, así que estamos muy lejos, si no, cómo me encantaría darme un paseíto (castísimo)de esos por el canal.

Por cierto, ¡envidio tanto a los que vivís en un medio campestre!

Marisa Vallejo

Jesús Miramón dijo...

Hola, Marisa, bienvenida a Las cinco estaciones.

Lo que hay detrás de mis blogs, los anteriores y éste, es la idea de que compartir nuestra experiencia es un acto de comunión que puede llegar a ayudarnos, acompañarnos, sentirnos lo que somos pero tantas veces olvidamos: que todos somos, de alguna manera, familia, que todos somos seres humanos. También que la vida está constituida principalmente de cosas pequeñas pero más valiosas que los tesoros de Troya.

Un abrazo y encantado de que me leas.