miércoles, 15 de noviembre de 2017

Rosi

En realidad Rosi se llama Rosalía, pero desde que llegué a esta agencia comarcal de la Seguridad Social de Barbastro, hace diecisiete años, siempre fue Rosi.

Es, en muchos aspectos, muy diferente a mí. Ella lo sabe y yo también. Sin embargo pronto nos hicimos amigos, y no unos amigos cualesquiera: amigos de esos que se han contado cosas que desconocen nuestros propios familiares. En los malos y en los buenos momentos, más allá de nuestra condición de compañeros de trabajo, ella se apoyó en mí y yo me apoyé en ella. Y lo mismo podría decir de Sofía, mi jefa queridísima, una de las personas con el corazón más grande que he conocido en toda mi vida. Y lo mismo podría decir de Chelo, una compañera tan guapa, tan brillante e inteligente que a veces, durante los primeros años de conocerla, me perturbaba; una amiga que, al vivir en Huesca, acabó trasladándose allí.

El trabajo es nuestro segundo hogar, y como tal en él nace, crece y se desarrolla la vida. Una cara de la vida. Voy a decirlo con absoluta claridad: yo soy feliz trabajando en el CAISS (Centro de Atención e Información de la Seguridad Social) de Barbastro. Trabajamos muchísimo pero en un ambiente tan solidario, tan de equipo al cien por cien, tan ajeno a las jerarquías absurdas, que no lo cambiaría por nada. Espero jubilarme aquí, como hoy lo ha hecho Rosi.

Porque nunca volverá a trabajar en su mesa. En una oficina tan pequeña como la nuestra su ausencia ya es como un agujero negro, pero nos alegramos por ella porque la queremos. Los que quedamos tendremos que trabajar mucho más, porque ella era de las que te aliviaba el trabajo cuando a ella le faltaba, y siempre estaba dispuesta a ayudar, a compartir con nosotros lo mismo que con nuestros clientes: dando su corazón por ayudar a quienes se sentaban al otro lado de la mesa. Sí, la echaremos mucho de menos, muchísimo.

Pero hoy hemos celebrado en nuestro lugar de trabajo un vermut/comida a la que ha traído una de sus famosas empanadas de atún, un pastel de verduras y mayonesa, y jamón, pan de cristal, tomate de untar, queso de Radiquero; y Sofía ha traído buñuelos de bacalao caseros, y de postre había bombones que nunca nos faltan de los que nos regalan los clientes, y Flores de Barbastro, unos pastelitos típicos de aquí, todo ello regado con vino, champán, cervezas y moscatel de Málaga. A la celebración se han unido nuestras compañeras del Centro de Salud que está justamente enfrente de nuestra puerta: administrativas, enfermeras... Cuando nos hemos ido eran casi las cinco.

Este texto es para ti, Rosi. Sé que volveremos a vernos porque vives en Barbastro. De hecho tenemos una comida pendiente el próximo día veinticuatro en la que sí estará Chelo y otras personas que te quieren como te quiero yo. Hemos compartido muchas cosas, querida amiga, y quiero decirte que has influido en mi vida y lo has hecho para bien. Tú siempre decías que yo era positivo pero, sobre todo en los últimos años y con mis problemas de ansiedad, la positiva fuiste tú. Te echaré de menos. Feliz jubilación, querida, queridísima compañera. Sé que jamás te olvidaré.

4 comentarios:

Portarosa dijo...

Qué bonito. Le va a encantar, a Rosi.

Jesús Miramón dijo...

Le encantó. (Se lo envié por whatsapp y lloró como lloré yo al terminarlo).

Un abrazo.

Elvira dijo...

Qué gusto trabajar con personas como ella y como tú. Enhorabuena a todo el equipo. Un beso

Jesús Miramón dijo...

La verdad es que somos un minúsculo grupo muy bueno, muy consciente de nuestra función de servidores públicos de los ciudadanos. Rosi era -es-, en ese aspecto, como yo, como todos los que mantenemos en pie la agencia comarcal de Barbastro, que es como más me gusta nombrarla, su nombre antiguo, una funcionaria orgullosa de serlo. Siempre digo lo mismo: no tenemos el glamour de los bomberos o los policías pero ayudamos a miles y miles de personar a resolver o tratar de resolver sus problemas. Ella había interiorizado, como el resto de la oficina, esa función pública, profesional y comprometida. Somos servidores públicos.

Un beso, Elvira, tú también amiga querida. Y otro más.