miércoles, 21 de febrero de 2018

Cómo nos alejamos

Muchas mañanas, atravesando el gran patio interior del edificio donde vivo ahora, los plumosos y redondos gorriones que buscan y picotean nuestras migas y restos de comida me dan sin darse cuenta los buenos días con su alegría habitual, sin descubrir jamás su secreto para sobrevivir, ellas, unas aves tan pequeñas, a noches de temperaturas bajo cero.

Amo a los gorriones que todavía son tan abundantes aquí en Barbastro. Despiertan en mí un profundo sentimiento a medio camino entre la ternura y la admiración.

Leí hace tiempo que se habían extinguido en Londres. Ojalá fuese una noticia falsa.

Una vez, en Londres, paseando por el centro de la ciudad, ya noche cerrada, vimos una raposa buscando comida entre la basura. ¿Cómo es posible que los zorros prosperen en las aceras entre coches aparcados y los gorriones desaparezcan?

Ignoro qué nuevos tiempos se precipitan a toda velocidad hacia nosotros, e ignoro todavía más hasta cuándo podré dar testimonio de todo esto, pero quiero expresar ahora, antes de que todo suceda, que los humildes gorriones alcanzan mi corazón como no lo hacen otras aves. Son pequeños, casi invisibles y, sin embargo, resistentes y despiertos. Se alejan de nosotros unos pocos metros saltando sobre el suelo helado y luego contemplan cómo nos alejamos.

15 comentarios:

Epolenep dijo...

Decías en otro post anterior que llevabas una semana sin escribir... yo me he dado cuenta hoy que llevaba varias sin leer mi pequeña selección de blogs y al entrar descubro 3 posts tuyos! Buen despertar mientras hago mis 6km de bici estática :D

Mi hermano es ornitólogo profesional, el hombre pájaro, y vive en Inglaterra, así que le preguntaré lo de los gorriones londinenses. Toda la vida se ha hablado de aves en mi casa, y yo nunca les hice caso, estaba dibujando y escuchando a Pink Floyd. Es sólo recientemente que los observo, los identifico y los siento cercanos. Los gorriones, las palomas, las urracas, me parecían siempre demasiado comunes, ahora los veo palpitar y saludar al sol y yo también me enternezco y les admiro tanto!

Besos!

andandos dijo...

Es posible que, con el paso de los años, veamos como deseable ser conscientes del paso del tiempo a través de lo que está a nuestro alcance, claramente. Y los pájaros lo están. En el patio de casa, patio interior propio, he de decir, ya perdonareis, instalamos hace meses un dispositivo por el que los pájaros pueden comer, y yo verlos. Más o menos funciona, a pasar de su desconfianza.

Bueno, lo de los pájaros da para algo más que un comentario casual como el mío. Jiménez Lozano tiene, tú me lo dijiste, Jesús, un poema, al menos, sobre ellos.

Hemos de quedar, casi de oficio.

Un abrazo

Jesús Miramón dijo...

Epo, tengo mucha curiosidad por saber si la noticia de la extinción de los gorriones en Londres es cierta o es un bulo, dímelo cuando tu hermano ornitólogo (me arrodillo a sus pies) te informe de ello. De verdad que me interesa mucho (y de paso que te diga si es normal ver zorros por el centro de Londres o es algo que les pasó a un grupo de turistas españoles una noche).

A mí me interesan todos los animales desde que era pequeño, desde las hormigas hasta los elefantes. Y los pájaros también, sobre todo los pajaricos: gorriones, verderoles, jilgueros (aquí y en Navarra les llamamos carmelitas). Los petirrojos, aunque por aquí no hay tantos como más al norte, pero el otro día vi uno cuando paseaba con Maite, son para mí lo que los gatitos en internet.

I, per cert, el teu llibre m'està agradant moltíssim, em sento tan a prop del que expresses que de vegades llegeixo versos que semblen sorgir del meu cervell. Ja en parlarem. Petons.

Jesús Miramón dijo...

José Luis, Jiménez Lozano tiene varios poemas dedicados concretamente a los gorriones que son de lo mejor que he leído (y Trapiello también, ahora que me acuerdo). No sé si tengo su libro aquí o en Zaragoza. Voy a ver.

Vale, lo tengo aquí. Mirad qué maravilla:

GORRIONCILLO

Gorrioncillo urbano,
perdido entre las mesas
de una terraza, en un hotel de lujo.
Como a ti, me bastan y me sobran
las migajas del mundo.
Yo sólo quiero tu alegría.

Es de su libro "Elegías menores", que guardo como un tesoro.

"Yo sólo quiero tu alegría."

Leyendo a José Jiménez Lozano y a Silvia recuerdo por qué me enamoré de la poesía cuando tenía doce o trece años.

Llámame y quedamos. Tengo preparados para ti un par de libros de Adam Zagajewski.

Un abrazo.

Jesús Miramón dijo...

También tenía en Barbastro el libro de Trapiello, "Un sueño en otro". Mirad qué poema. La fotografía que estos días ilustra la cabecera del blog la titulé "Trazos cuneiformes" por estos versos.

GORRIÓN

Nadie pudo escribir con mejor letra
que el pájaro en la nieve esta mañana.
Yo me llamo gorrión y te lo digo
en trazos cuneiformes sin temor
a que lo lean otros. Sólo el sol,
y nada más que el sol, podrá borrarlo.

Andrés Trapiello

La fotografía la hice en Seira, hace ya muchos inviernos, pensando en este poema. La vida es una aventura de ida y vuelta e interminable hasta el fin.

Besos y abrazos.

Epolenep dijo...

Noticias de pajaricos. Parece ser que las poblaciones de gorriones están disminuyendo drásticamente en muchas ciudades de Europa. En Londres es casi imposible verlos por el centro, he leido que en la última década han desaparecido 7 de cada 10! Pero el declive (informa mi hermano) es general y no se saben las causas con certeza, aunque se apunta a los contaminantes, que les afectan directamente o indirectamente, por ejemplo eliminando los insectos con que alimentan a los polluelos.

Mil gracias por los poemas (no he leído nada de ninguno de los dos!), también por el feedback tan cariñoso y sobre todo por tanta belleza. Y al hilo del otro post, como decía Ramón Trecet: "buscad la belleza, que es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo"

Bon dia!

Epolenep dijo...

Ah! y lo de los zorros es cierto. Yo he visto zorros en Londres y en Manchester. Un poco andrajosos, pobrecitos, grises y revolviendo en la basura, menos dignos, quizá, que sus hermanos más salvajes.

Elvira dijo...

También me encantan los gorriones, como a ti, aunque debo confesar que mi pajarillo predilecto es el petirrojo. Cuando vienen a visitarme al balcón o a la jardinera de la ventana me pongo especialmente contenta.

Muy bonitos los dos poemas. Un beso

Jesús Miramón dijo...

Es que los petirrojos son preciosos, Elvira, por aquí no abundan mucho, no sé por qué. Aquí hay muchas rapaces, desde los pequeños cernícalos hasta águilas culebreras, por no hablar de los buitres. Y luego, en la orilla del canal, pajaricos pequeños, que son los que me gustan a mí.

Por cierto, ayer el corrector automático me jugó una mala pasada y a los jilgueros no les llamamos "carmelitas", por supuesto, sino "cardelinas". Cambian del masculino al femenino y se llaman cardelinas.

Un beso.

Jesús Miramón dijo...

Gracias, Epo, por confirmar la información sobre los gorriones en Londres que leí en alguna parte. Y lo de los zorros urbanos.

Sería muy triste que las grandes ciudades se quedaran sin gorriones, supervivientes de los inviernos más fríos y los veranos más terribles. Aquí en Barbastro hay muchos. En el campo no, en el campo hay pequeñas bandadas de sus primos los gorriones moros, más pequeños y esbeltos.

Continúo leyendo tus poemas, con los que tanto me identifico. Ahora uno. Horas más tarde otro. En fin, ya sabes, como se lee la poesía. Tengo muchos candidatos a la traducción, a ver... Un beso.

Marisa dijo...

Los gorrioncillos son listos como ellos solos. Es verdad que alegran el alma. Y hablando del alma, pareciera que a medida que los humanos nos desalmamos, proporcionalmente van desapareciendo especies bellas y amadas como los gorriones, y los pobres zorros pierden su ser salvaje. ¡Jo! ¡Qué triste! ¡Un espejo muy triste!

Ellos saben. Hace un par de semanas, en la Casa de Campo (Madrid) tenía un petirrojo a pocos pasos de mí. Parecía totalmente confiado. Eché mano a la bolsa donde llevo pan para los gorriones de zoo, pero sólo quedaban las migas, así que la sacudí y me eché para atrás. El confiado petirrojo enseguida se lanzó a picotearlas. A la semana siguiente, al otro lado del arroyo, justos enfrente,(es una zona de poco paso), había un petirrojo en una rama, ¿mirándome?, y no se movía (juraría que mirándome): maldije mi mala cabeza, no me quedaban ni miguitas del pan que había echado a los gorrioncillos del zoo. ¡Coño! ¡Qué mal rollo! Esta semana no he podido ir, pero si vuelvo a ver a mi petirrojo, os lo cuento. Ya no se me olvidará guardarle su ración.

Besos a diestro y siniestro, amantes de esos gamberretes.

Jesús Miramón dijo...

Marisa, no entiendo cuando hablas de "los gorriones del zoo". Me falta información. ¿No hay gorriones fuera del zoo? Imagino que sí. No entiendo.

andandos dijo...

Gracias por los poemas, Jesús. Conozco a Jiménez Lozano como novelista, incluso como ensayista, pero apenas como poeta. Y de Trapiello casi lo mismo. He visto que es probable que nieve durante esta semana por estas tierras. habrá que verlo. Y hemos de quedar un día de estos, para hablar, pasear.

Un abrazo

Marisa dijo...

Yo los llamo así porque merodean por una parte del zoo por donde paso, y según me ven con la bolsa del pan empiezan a posarse en la valla, en los arbolillos, y caen en picado sobre las migas.

Afortunadamente, los gorriones no son carne de zoo, donde sí tienen otras aves. Los zoos son lugares muy tristes.

Jesús Miramón dijo...

Ah, vale, te refieres a gorriones merodeadores por donde paseas. Es que lo del zoo me había impresionado un poco.

Yo sólo visité, hace muchos muchos años, el zoo de Barcelona y, más allá de la curiosidad sin criterio de ver leopardos de las nieves y otras especies que sólo conocía en fotografías, a mí también me dejó una sensación de tristeza y reclusión. Los gorilas eran como prisioneros de la segunda guerra mundial devolviendo nuestras miradas con una profundidad que te sumergía en su sufrimiento.

Un beso.