martes, 10 de marzo de 2009

Décimo día

No sé cuánto tiempo hacía que no compraba hígado de cordero, con lo que a mí me gusta. No tenía confianza en el que venden en las grandes superficies comerciales, y además están todas esas porquerías químicas que algunos ganaderos desaprensivos dan a sus animales para que no suden y pesen más en el matadero, sustancias que, lógicamente, tienen que afectar a la salubridad de sus vísceras. El caso es que llevaba años sin comer hígado hasta que hoy en la Carnicería Rosita de Barbastro, donde compro algunas veces, no he podido resistirme a la vista de dos pequeñas piezas que brillaban en el mostrador refrigerado. Pienso hacerlo sencillamente a la plancha, pocos minutos, vuelta y vuelta, sal gruesa y pimienta. Me hace mucha ilusión recuperar aquel sabor.

Claro que el principal acontecimiento de la tarde va a ser el partido de fútbol entre el Real Madrid y el Liverpool para pasar a octavos de final de la Champions. Carlos apoyará al Madrid, su equipo de siempre, una afición heredada de sus dos abuelos (aunque mi padre siempre se resista a admitirlo abiertamente), y yo apoyaré al Liverpool, soy un poco del Barça (aunque siempre me resistiré a admitirlo abiertamente) y me gusta mucho el equipo inglés donde, por cierto, casi deben de jugar más futbolistas españoles que en el Real Madrid. Hígado y fútbol. No está nada mal.

5 comentarios:

Jesús Miramón dijo...

Fue tal la paliza que le dio el Liverpool al Real Madrid que al final acabé sintiendo lástima por el disgusto de mi hijo. Eso sí, el hígado estaba riquísimo.

Miranda dijo...

Pobrecico! Se llevan unos soponcios con lo del futbol que me desconciertan.

Hace poco me decía Alberto que tenía sincio de hígado encebollado. No de cordero, de lo que fuera. Me lo has recordado, tengo que comprar.

Hay sitios donde siguen teniendo casquería buena. De vez en cuando. Y es un verdadero placer.
En eso te pareces a los irlandeses también.

(madremia!)

Beso.
M.

Jesús Miramón dijo...

Cuando éramos pequeños se solía dar hígado a los niños, ¿recuerdas? Se valoraba su alto contenido en vitaminas y hierro. Ahora los pediatras lo desaconsejan salvo si se garantiza el origen y la limpieza del animal, algo casi imposible en estos tiempos. Yo volveré a comprar en "Rosita" de vez en cuando: tienen sus propios animales y los llevan a sacrificar cada día. Un beso.





(Me gusta lo que dices de los irlandeses y yo, ya sabes que Irlanda, donde no he estado nunca, es muy importante en mi universo particular)

Portarosa dijo...

Desde luego fue una velada muy visceral :)

Jamás he probado el hígado de cordero, pero con el de ternera pasa lo mismo, que ya nadie se fía.

Un abrazo.

Jesús Miramón dijo...

Fue una velada visceral la de anteayer y también, sin hígado, la de ayer, que ganó el Barcelona por goleada... (Y a mí que no me gustaba el fútbol). Un abrazo.