En realidad la absurda disciplina que estoy aplicando a esta serie de números ordinales, una serie que comenzó por pura casualidad al titular "Primer día" la nota del uno de marzo y que continuará día tras día hasta el treinta y uno, que se titulará "Último día", en realidad esta disciplina sin sentido, digo, debería aplicarla a la no por dinámica menos triste tarea de adelgazar. La bicicleta estática yace olvidada en la oscuridad de una habitación de arriba. El pitido electrónico de sus cuentakilómetros y cuentacalorías suena rítmicamente en mi conciencia. Bip-bip, bip-bip, bip-bip. Bip-bip.
miércoles, 11 de marzo de 2009
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6 comentarios:
La bicicleta estática debe ser aburrida, Jesús, quizás te entretendría más simplemente andar, ¿lo has probado?
Un abrazo
José Luis
Oh, sí, es muy aburrida, pero también tiene sus ventajas, no creas. Puedes ver películas y conciertos mientras pedaleas, y también la televisión, por ejemplo. Caminar es diferente, mejor, te da el aire del campo, pero es que a mí me cuesta mucho salir de casa. Alguna vez paseo, claro, y disfruto mucho. En fin, José Luis, al final todo se reduce a mi vergonzosa pereza.
Un abrazo.
La bicicleta estática es una tortura mental sin parangón.
Lo es, por eso me cuesta tanto recuperarla (la estuve utilizando durante muchos meses y a mi salud le fue muy bien). Vaya, lo de siempre.
A modo de consejo imperfecto: yo voy al gimnasio habitualmente, y desde hace unas semanas dedico parte del tiempo allí a la bici (antes hacía otras cosas aeróbicas, pero he cambiado). La verdad es que me parece un suplicio psicológico, pero a veces lo hace más llevadero leer. Tiene que ser una lectura facilísima, claro, y además en un libro que no te importe que le caigan algunas gotas de sudor.
No es milagroso, pero ayuda.
Yo veía películas y conciertos en el ordenador, y lo cierto es que, según el interés de lo que tenía delante, a veces pedaleaba durante una hora u hora y media. Tengo que ponerme a ello.
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