sábado, 21 de marzo de 2009

Vigesimoprimer día

La globalización ha llegado a la gastronomía y hoy estamos aquí, en el huerto de mis padres, en plena ribera de Navarra, preparando a la brasa de sarmientos los trescientos calçots que Gustavo le ha comprado a un compañero de trabajo catalán que los cultiva. Luego llegarán el cordero, la panceta, las salchichas, la chistorra, el vino, los pasteles, el café, el cava, el whisky. Las niñas pequeñas corren de aquí para allá, los yayos son felices de tenernos a su lado y el sol brilla en el cielo. ¿Qué más se puede pedir?

4 comentarios:

gormban dijo...

Compartir, globalizar,disfrutar y todo con naturalidad sin mas preocupacion.

saludos

Jesús Miramón dijo...

Desde luego que sí. Un saludo y bienvenida, Winsis.

Anónimo dijo...

Nada, Jesús, no se puede ni DEBE pedir nada más.
Es la felicidad en porciones. La mejor manera de saborear algo rico. La mejor manera de paladear la parte hermosa de la vida. No todos pueden.

Sigue siendo un verdadero placer leerte. Otra píldora de bienestar. Eso es lo que eres.

Gracias.

Jesús Miramón dijo...

Gracias a ti, Estrella.

:-)