sábado, 28 de noviembre de 2009

Después del ensayo

Somos los últimos clientes del Chanti y las camareras nos esperan con aire cansado. Después de pagar salimos a la calle por la que no circula un alma. Hace días que el ayuntamiento instaló la iluminación navideña, que permanece apagada en espera de las fechas festivas. El pueblo aparece desierto. Nuestras voces, a pesar de hablar en voz baja, retumban entre las fachadas. Poco antes cantaban música de siglos pasados, bellas canciones compuestas por personas muertas, música humana y carnal viajando a seiscientos kilómetros por segundo a través del tiempo.

15 comentarios:

La de la ventana dijo...

Me das envidia, Jesús...

Jesús Miramón dijo...

Teresa, seguro que donde tú vives hay más de un coro deseando contar con una soprano o una contralto más.

Ayer cantamos la misa mayor y ofrecimos un pequeño concierto en la iglesia de San Pedro celebrando el día de Santa Cecilia, patrona de los músicos. Después nos fuimos a comer todos juntos a un restaurante. Fue un día muy bonito. Pero yo me quedo con la imagen de una señora del público que lloraba emocionada al escucharnos, menos mal que me di cuenta en los últimos compases de la pieza porque comenzó a temblarme la voz y casi no puedo acabar.

Anónimo dijo...

A ver si es que tenía un callo en un pie y le apretaba el zapato ...

Bolo

Anónimo dijo...

Se dan casos.

B.

La de la ventana dijo...

Pues seguramente, pero nunca me cogerían, la música y yo no somos compatibles... Lo que me gusta de tus entradas sobre el coro es la atmósfera que describes cuando hablas de los ensayos, de las actuaciones... Ese formar parte de algo, cosa que yo no he conseguido nunca y, me temo, no voy a conseguir nunca.

NáN dijo...

Siempre que he visto a gente de los coros he visto algo especial.

Elvira dijo...

Por Santa Cecilia siempre hacíamos un concierto especial con el coro de mi colegio. Cantar es una de las cosas que más me ha gustado en la vida. Tuve que dejar de ir a un coro hace unos años por problemas de salud (los ensayos acababan muy tarde porque empezaban cuando la gente salía del trabajo).

En otra ocasión recuerdo haber sido yo la que se emocionó oyendo cantar a un coro (y no tenía un callo en el pie :-)). Al acabar la actuación se me acercó uno de los cantantes, que se había dado cuenta y se había emocionado él también. La música es lo más.

Jesús Miramón dijo...

Nán, me atrevo a pensar que ese algo especial es la ilusión, el gozo, también los nervios, también el riesgo, desde luego, pero sobre todo la entrega, el placer, cierta serenidad después.

Jesús Miramón dijo...

Desde luego que sí, Elvira, la música, practicarla y escucharla, es lo más.

Portarosa dijo...

Sí, podríamos meternos en un coro... pero no tendríamos el "Chianty".

Jesús Miramón dijo...

Bueno, Porto, como el Chanti hay miles de bares en toda España, es un lugar de lo más normal. Alguna noche haré fotos con el iPhone y las dejaré aquí en otra entrada después del ensayo. Un abrazo.

Luna dijo...

Aporreo el piano con mucha maestría. Sé un poquito de música, no he ido a ese bar nunca, aunque me gustaría, por el ambiente que describes.

No conozco la misa mayor...¿Me lo explican por favor?

Gracias

Jesús Miramón dijo...

En mi pueblo la misa mayor es la del domingo a las doce del mediodía. De toda la vida.

:-)

Portarosa dijo...

¿Y yo por qué "glamoureo" el nombre del bar...?

Jesús Miramón dijo...

Pues no lo sé, pero haces una divertida mezcla de Chianti, el famoso vino italiano, y Chantilly, la crema francesa que da nombre a nuestro bar, que comenzó siendo una heladería, «Heladería Chantilly», y ha terminado siendo el «Chanti» sin más.

:-)