jueves, 3 de diciembre de 2009

Pioneros

Yo me conecté a internet por primera vez en 1996. Lo que entonces caracterizaba a la red era una verdadera sensación de libertad, la posibilidad de compartir sin fronteras, sin límites, la capacidad de explorar el mundo sin que importase vivir en una aldea o en una gran capital. Internet cambió mi vida, y no estoy exagerando en absoluto.

Todos sabemos que la red es un territorio donde abunda el ruido y la inmundicia, una ciudad con sus callejones peligrosos, sus timadores, sus criminales, pero quienes la transitamos diariamente sabemos también de sus tesoros. Para mí el más importante, el que los reúne a todos, es el acceso a la primera biblioteca verdaderamente universal de la humanidad. Sentados a la hora del desayuno en la cocina de nuestra casa podemos echar un vistazo a los agujeros negros fotografiados por telescopios espaciales, leer los titulares de diarios de todo el planeta, visitar museos, mirar fotografías antiguas, consultar críticas de películas, aprender solfeo, descubrir el verdadero rostro de Mozart, leer sus cartas, escuchar cualquiera de sus obras, estar al día de la poesía que se publica en Polonia, descargar la película rusa Solaris, de 1972, en versión original con subtítulos, qué se yo, cualquier cosa, literalmente casi cualquier cosa.

Es cierto que con la aparición de internet todo cambia. Hoy pensaba en los copistas y la aparición de la imprenta que les dejaba sin trabajo. Internet es una imprenta descomunal: todo puede clonarse, copiarse, grabarse, compartirse, llegar a los ojos, los oídos, los cerebros de quienes sienten curiosidad. Y si algo sabemos es que el afán del ser humano es la exploración, y es éste un afán que no puede frenarse de ningún modo (excepto, tal vez, mediante la religión).

Comprendo que para muchos será duro adaptarse a estos cambios. La industria asociada a la difusión cultural no volverá a ser la que era. Ahora mismo todos los elementos están recolocándose, agonizando, naciendo. Yo soy un consumidor habitual de iTunes, por ejemplo, compro mucha música allí a precios razonables, y creo que por ahí van a ir los tiros, no por mantener la venta de discos de los que sólo nos interesan una o dos canciones. Yo no soy ningún experto, sé que hay miles de detalles importantes que se me escapan. Lo que sí tengo claro es que me gustaría que Internet continuase siendo este territorio libre, esta comunidad donde poder compartir las cosas que nos gustan. Sin internet dudo que yo hubiese podido ver la película «El cielo gira», de Mercedes Álvarez, por ejemplo, un bellísimo documental casi imposible de encontrar; sin internet jamás hubiese leído los maravillosos poemas que traduce Abel Murcia en su blog; sin internet no os hubiese conocido a ninguno de vosotros.

No quiero que ninguna comisión ministerial controle todo esto. Si alguien piensa que existe un delito que lo denuncie a la policía, que el juez determine conforme a derecho. No somos delincuentes, sólo somos pioneros.

12 comentarios:

Elvira dijo...

Muy bien dicho, Jesús.

Y sin internet yo no habría leído tu poesía ni tu prosa poética, tan bella. Estoy encantada de haberte conocido a ti y a otros amigos internautas.

Un abrazo

Jesús Miramón dijo...

Ni yo hubiese podido disfrutar de todos esos pintores nórdicos de lo cotidiano y los ríos que tú me has descubierto, Elvira, por no hablar de tus fotografías y la música que te gusta (probablemente sujeta a derechos comerciales, me temo).

Llevo años escribiendo en internet y es la primera vez que suscribo un manifiesto. La primera. Odio los rebaños y las adhesiones públicas, me siento incómodo en esos umbrales, pero esta vez he hecho una excepción. He escuchado la radio mientras preparaba la cena y parece ser que la reacción de todos nosotros ha obrado efecto, el mismísimo presidente del gobierno ha dicho que revisarán la ley. Ya veremos. En cualquier caso la libre circulación de la información, el conocimiento y la cultura es un paso adelante tan descomunal que resulta imposible imaginar que pueda retroceder.

Un abrazo.

Elvira dijo...

"En cualquier caso la libre circulación de la información, el conocimiento y la cultura es un paso adelante tan descomunal que resulta imposible imaginar que pueda retroceder."

Exacto. Es un avance imparable, espero.

Respecto a la música, mira lo que dicen en la página cuyo reproductor utilizo:

"goear cumple la normativa sobre la propiedad intelectual, contando con las respectivas licencias emitidas por la Sociedad General de Autores y editores (SGAE). Número de Licencia: RRDD/1/717/0906. (...)
El sitio web goear.com es sostenible gracias a la venta de publicidad, es por ello que debe saber que navegando en nuestro sitio es posible que visualice anuncios.
Si usted es webmaster e introduce reproductores de goear en su sitio web, debe saber que su uso es totalmente gratuito pero acepta la posibilidad de que el reproductor incrustado contenga tanto publicidad textual como audiovisual."

De hecho hace un mes o dos nos salían unos anuncios de cerveza antes de todas las canciones. Era muy molesto, pero si es el precio que hay que pagar, pues se acepta y ya está.

Buenas noches

NáN dijo...

Estoy absolutamente de acuerdo en que no se puede producir el retroceso de ser juzgados por el gobierno de turno, en lugar de por la judicatura de acuerdo con las leyes.

Una vez cruzada esa raya, dejo, en distintas escalas de grises, de estar de acuerdo.

El disfrute total gratuito de toda la abundante riqueza comunicable que hay en el mundo no se puede producir a costa de que se abandonen las construcciones complejas, las que lleva tiempo realizarlas, las que necesitan de una profesionalización que exige un cobro por el trabajo.

La fiesta de hoy nos puede llevar a una era oscura. Hay que pensarlo bien. No podemos convertir esto sin más en dos bandos, los del gratis y los del pago (tú eres de Joselito y yo soy del Gallo).

Es un mundo nuevo que hay que ajustar. Me parece perfecto que te bajes películas, pero no que no pagues por ellas. A lo mejor, como hay que reajustarlo todo, habrá que hacerlo también con la duración de los derechos. Poner precios justos: no vas a pagar lo que en una sala de cine, o unos céntimos sería un pago suficiente por una canción. No sé, estoy disparando con pólvora de rey.

Hay todo un campo abierto a lo que en Internet ofrecemos unos a otros, pero debemos ofrecer lo nuestro.

Del modo en que elijamos recorrer ese campo, dependerá, quizás, que los artistas y creadores vuelvan a depender del capricho de los mecenas (no hace tanto que slieron de ahí) o, lo que es mucho peor, de los intereses del Estado.

Por huir de Ramoncín (que repele de tonto) y de una SGAE (que es solamente para música, donde están las empresas tiburón) que nos criminaliza cuando compramos un CD en blanco pensando que vamos a grabar ilegalmente, no deberíamos dar pasos irreflexivos.

Jesús Miramón dijo...

Nán, hablas con tanto sentido común que es imposible no estar de acuerdo contigo. No dudo de que, como decía ayer Alex de la Iglesia, podrán comprarse películas en internet o simplemente verlas a través de la propia conexión, pagando un precio adecuado, y no dudo tampoco de que esto será compatible con la maravillosa experiencia que es acudir a una sala y verlas en la gran pantalla, lo mismo que será compatible leer una obra literaria en una pantalla o sobre hojas de papel. Vamos a asistir a cambios muy interesantes.

Elvira dijo...

Yo también estoy dispuesta a pagar un precio justo. Claro que sí. De momento no me bajo películas ni canciones, pero si he de pagar por algunos cuadros, me parece bien.

Y lo de goear me parece legal, ¿o no?

Jesús Miramón dijo...

Lo de GoEar es perfectamente legal, Elvira, si nos atenemos al texto que has dejado más arriba.

Portarosa dijo...

Yo cojo lo que has escrito, Jesús, lo mezclo bien con lo de NáN, y solo me resta firmar. Con eso, sí.

Parece claro que los creadores todos deben poder vivir de su trabajo, ¿no?
Parece claro también todo lo otro que decís.

La grandeza de internet es sus ilimitadas posibilidades. Ilimitadas.

Abrazos.

Gemma dijo...

¿Desde el 96, dices? Pues sí que fuiste pionero, Jesús.

A mí Internet me ha abierto un mundo de ensueño, a despecho de que suene algo cursi lo dicho. ;-)
Un abrazo

Jesús Miramón dijo...

Hola, Porto, está claro que los creadores deben poder vivir de su trabajo, faltaría más, otra cosa es que gran parte de los rendimientos económicos de la actividad cultural se base en las copias en un mundo donde nuestro llavero es un pendrive de 19 GB y el acceso a internet y el correo electrónico es cada vez más masivo. Como tú dices, las posibilidades de internet son ilimitadas, y el miedo que algunos tenemos es que los procedimientos para terminar con la piratería (es decir, el beneficio económico de copiar y vender) sirvan de paso para censurar y castrar esas posibilidades. Donde unos creadores sólo ven problemas otros han visto cómo se abrían las puertas y caían los muros.

Un abrazo.

Jesús Miramón dijo...

Sí, Gemma, desde 1996, con un Mac de 500 MB de capacidad, 90 Mh de potencia y un módem externo a velocidad de tortuga, a través de Sendanet, una empresa proveedora de Zaragoza. Se pagaba por horas y a precios altísimos pero me sedujo desde la primera vez que entré. Por aquí todavía se pasea alguna vez alguna persona con la que coincidí en aquella época.

Y aunque pueda sonar cursi opino lo mismo que tú, internet me ha abierto el mundo. Para quienes vivimos en el medio rural, lejos de museos, salas de cine y bibliotecas, todavía es más importante.

Un beso. (Siempre me hace mucha gracia la foto de tu avatar, es una niña preciosa :-))

NáN dijo...

Me tranquiliza que estemos todos prácticamente de acuerdo. Decir no al abuso de los que se alimentan de esos derechos no significa el abuso de los derechos de los que crean.

Aunque solo sea para que sigan creando.

No sé quién decía, en la Primera República: "Dejad que la oposición haga las leyes y encarguémonos de los reglamentos".

Me parecería demencial que tuvieras que pagar por la película Solaris, o que pagaras tú, Elvira, por fotos de cuadros hechas hace tanto tiempo que los derechos están amortizados.

Pero la película que se ha hecho en España (o en cualquier otro sitio) con tanto gasto y riesgo, no debería de poder bajarse de Internet cuando está todavía en las salas de cine. Y después, por la economía de escala, podría hacerse a un módico precio.

Y una nueva serie de fotos de cuadros, hechas con mucho tiempo, dedicación y gasto, para ofrecer unos resultados excepcionales, no deberían poder bajarse gratis a las 2 horas de haberse publicado.

Si no encontramos el punto justo, dejarán de hacerse películas y fotos de arte.

Pero, ¿hay alguien en esta guerra que busque el punto razonable?

Creía que me iba a quedar solo en este tema... perdón por la injustificada falta de confianza.