Caen, se precipitan, a veces se hacen esperar sensualmente, los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses. Los años.
Hay algo bello en la indiferencia del tiempo, la libertad que nos concede para interpretarlo como queramos mientras hace su trabajo. Ningún verso ni sentimiento ni gran causa política o social impedirá que te acerque a tu definitiva desaparición del escenario.
Es la indiferencia de la naturaleza, de la lluvia, de los preciosos gorriones que buscan migas en el parque y morirán antes que yo. O no. Es bueno saberlo.
miércoles, 29 de mayo de 2019
Veintinueve de mayo
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