La noche convierte el cristal de la puerta corrediza de la terraza en un espejo. Allí los libros en las estanterías están ordenados al revés y yo soy la copia inversa de alguien tecleando en un ordenador inclinado sobre una mesa baja de color blanco. Sólo unas pocas ventanas todavía encendidas en los edificios lejanos, al otro lado del colegio infantil oculto por la oscuridad, rompen el hechizo: mañana es un día festivo y la mayoría de mis conciudadanos no tendrá que madrugar. Yo tampoco. Nosotros tampoco: el que escribe aquí, el que escribe allí.
miércoles, 8 de diciembre de 2021
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2 comentarios:
Me parece bonito haber mencionado tu espejo en el comentario que me hiciste y llegar aquí y leer esto... la serendipia muestra los hilos invisibles del mundo. Belleza de Spiegel im Spiegel! <3
¡Yo pensé que lo habías leído antes!
Los hilos invisibles del mundo, así es.
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