La belleza de las partículas de polvo flotando en determinadas condiciones de luz frente a la ventana, microscópicos planetas y galaxias en medio de la habitación, mundos efímeros.Yo canté durante muchos años en un coro piezas musicales de una intensidad extraordinaria, prodigios milagrosos, belleza pura, mil veces más pura que quienes las cantábamos frente al público, sobrecogidos entre la necesaria disciplina de nuestra función y nuestros sentimientos más íntimos. Allí, durante tantos años, accedí a un aprendizaje sobrecogedor y profundo: en la música es más importante el silencio que el sonido, sobre todo cuando se ha emitido la última nota de la obra, esos segundos de silenciosa magia suspendida en el tiempo donde nada importa ni pesa ni pasa antes de los aplausos.Ahora comprendo que el resto de todo es lo mismo: nuestras vidas, nuestras relaciones, nuestros actos. El momento inmediato en el que cesan dice claramente qué sucedió, emite su eco, brilla antes de apagarse y desaparecer.
sábado, 11 de diciembre de 2021
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