Me he despertado bruscamente en medio de la noche, en la cama. No sé si fuera nieva, hay niebla o ya ha florecido la primavera. He ido a mear, me he lavado las manos y luego he venido aquí a sentarme frente al ordenador. Escribo. Afortunadamente mañana tengo vacaciones y podré seguir durmiendo hasta la hora que quiera. Estoy vivo. Amo y soy amado. No recuerdo qué soñaba. Todo este milagro de mi existencia y la de mis antepasados y la de mis hijos y la del mundo que me rodea me parece a menudo la invención de alguien. Lo que no puede inventarse es mi agradecimiento permanente, a menudo invisible. Estar vivo y en este mundo tan extraño es algo cuyo sentido quizás comprenda en toda su plenitud durante el instante previo a morir, o no. Lo respeto. Sólo soy un viajero. No aspiro a nada más.
lunes, 27 de diciembre de 2021
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