jueves, 13 de diciembre de 2012

Casi un insulto

La lluvia nocturna deforma las luces navideñas que acompañan mi recorrido hasta el supermercado. En vez de alegría me transmiten cierta grotesca tristeza, injusta y pueril. A veces la vida es tan simple -causas y efectos, acciones y reacciones- que casi resulta un insulto.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Batalla

Cada día soy más ignorante que el anterior, pienso angustiado mientras los latidos de mi corazón retumban haciendo temblar la almohada, la cama, el mundo entero.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Nada mejor

No hace demasiados días llamé por teléfono a Moli. El martes hablé con Elvira y esta mañana lo he hecho con Nán. Poco a poco muchos de vosotros vais atravesando la pequeña pantalla de mi portátil para ocupar un lugar a este otro lado de mi vida. Nunca, jamás de los jamases, me acostumbraré a la maravillosa experiencia de conocer y comenzar a querer a otra persona. No hay nada mejor.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Lo que siempre existió

Desde que sustituyeron las antiguas bombillas de las farolas por otras de bajo consumo la noche del pueblo es más lúgubre, un poco más tenebrosa, pero no me parece mal, se ve lo suficiente para caminar y el consumo de energía se ha reducido. Cuando voy a ciudades como Zaragoza o Lérida noto mucho la diferencia, allí todo es luz y más luz, tanta luz que hace olvidar la oscuridad. Pero no deberíamos olvidar la oscuridad: la noche verdadera es oscura y, en esta época del año, fría y desapacible. Quienes vivimos en pueblos tenemos la oscuridad a la vuelta de la esquina. Aquí al lado el viento sopla sobre los barbechos, sopla a través de los sotos de chopos ya casi desnudos y sobre los caminos invisibles que de madrugada cruzan las raposas y los jabalíes a pesar de la cercanía de las granjas; aquí al lado, a quince minutos de paseo, ya no hay luz de ninguna clase, sólo el campo, el silencio, lo que siempre existió, las estrellas brillando en el cielo.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Después del ensayo

Después del ensayo vamos al Chanti a tomar una copa. A mi parecer no hace mucho frío pero de todos es sabido que mi cuerpo es de fuego. Entramos en el local ya casi vacío, pedimos nuestras bebidas y nos sentamos a una de las mesas. Cuántas veces, cuántos viernes he venido aquí con estos mismos amigos a los que quiero tanto aunque ellos no lo sepan. Hablaremos y hablaremos sin parar poniéndonos serios ahora y riéndonos después. Con ellos me siento libre de hablar sin ser políticamente correcto; con ellos puedo permitirme el placer de ser salvaje, radical, insensato, apasionado, sincero; con ellos puedo ser yo en estado puro, si algo así es posible.

Al volver a casa devoro con hambre de lobo lo primero que pillo de la nevera y después me sirvo un bourbon con hielo, subo a la buhardilla, abro la tapa blanca de mi MacBook y escribo: «Después del ensayo vamos al Chanti a tomar una copa».

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Partita

Me siento en el retrete y escucho un violín. Es mi vecina adolescente, alumna de mi mujer, ensayando en alguna habitación incómodamente cercana. Primero toca con cierta dificultad una de las maravillosas partitas de Bach y después se arranca con una versión preciosa del Danny Boy, una canción cuya versión a cuatro voces mixtas cantamos en mi coro. Qué extraña resulta esta reunión de emociones y necesidades fisiológicas, cerebros e intestinos gruesos. ¿Será verdad que somos un misterio?

martes, 20 de noviembre de 2012

La época

Amanecer frío y gris de noviembre. Niebla alta que oculta el campanario de la iglesia de San Pedro. Por las escaleras suben las voces de la radio de la cocina hablando de las mismas cosas que ayer y mañana. Siento cómo la desesperanza comienza a anidar en mi corazón e intento combatirla, pero estoy cansado, acabo de levantarme de la cama y estoy cansado. Despierta, despierta y ponte en pie, la época que te pondrá a prueba ya está aquí.

martes, 13 de noviembre de 2012

Oscuridad en la oscuridad

Ayer a las once de la noche caí rendido en la cama y exactamente seis horas más tarde, a las cinco de la madrugada, desperté. La claraboya del techo era un rectángulo de oscuridad en la oscuridad, pura noche cerrada sin atisbo de la inminencia del amanecer.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Esperanza

Esta mañana el termómetro del coche señalaba un grado de temperatura. Mientras conducía hacia Barbastro la radio anunciaba dos buenas noticias: el Tribunal Constitucional español reconocía la legalidad del matrimonio entre personas del mismo sexo y Barak Obama revalidaba su condición de presidente de los Estados Unidos de América. A babor y estribor se sucedían las viñas que ya han comenzado a perder sus hojas, tan bellas y ajenas a la ruina económica de las bodegas. Al llegar a la calle Saint Gaudens aparqué junto al río Vero, salí del coche y, como cuando era un niño, disfruté del humo de mi aliento al respirar.