jueves, 23 de marzo de 2023

Arcilla y nubes

Ven, atraviésame, llévame en la cima de la ola hacia la playa bajo el sol, bajo la lluvia, bajo el olvido de los planetas lejanos. No te tengo miedo porque fluyes en mi sangre, sé qué eres, te he visto flotar y desaparecer frente a mi boca en las mañanas de invierno. Ven, acaba conmigo sin misericordia pero cuida de los míos, acúnales con tus canciones de arcilla y nubes, acompáñales sin asustarles, suavemente, como si no existieses, tú sabes hacerlo.

viernes, 17 de marzo de 2023

Los tambores

Me han despertado los tambores. Sonaban y resonaban en la zona trasera de mi cerebro durmiente, despegándose cada vez más de la realidad del sueño. Eran las ocho y cuarto de la tarde pero yo estaba convencido de que amanecía a una nueva y cotidiana mañana. Al abrir los ojos ni siquiera sabía qué día de la semana era. El caos. Estragos del ansiolítico que esta mañana consumí para poder seguir trabajando en medio de la marabunta y la locura.

Los tambores eran un ensayo para las procesiones de Semana Santa, y es viernes por la tarde, ya casi de noche. He llamado a mi padre por teléfono como cada día, todavía con mi percepción de la realidad alterada por el orfidal que tomé hace horas para seguir adelante. Todo es extraño y familiar al mismo tiempo, aunque querría dormir un poco más. Unos días más. Unas semanas más. Unos meses más. Soñaba que nadaba y buceaba feliz en las frías aguas de una cala de la costa brava, al pie de un camino de ronda. Quería quedarme allí.

miércoles, 22 de febrero de 2023

Las nubes

Hoy en mi trabajo le dije a una persona adulta que lo mejor que podía hacer era dejarse llevar por el tiempo igual que hacíamos de niños en la playa, cuando jugábamos a hacernos los muertos y flotábamos bajo el sol mecidos por las olas. Ella me comprendió mirándome a los ojos. A veces la vida nos da tantos golpes, nos empuja y deshace tanto, nos destroza tanto, que nadar contra la marea es la peor opción, la más inútil, la más estéril: es mejor abrir las piernas, los brazos, sentir el frío en la espalda, el calor en el rostro, las nubes.

jueves, 16 de febrero de 2023

Ronda

Mis manos son guantes, mi rostro una máscara, mi cuerpo un disfraz de mí. La noche ronda entre las calles frías y desiertas, sedienta. Yo escribo estas palabras a la luz de una lámpara, rodeado de oscuridad.

miércoles, 1 de febrero de 2023

Sin migas de pan

Echo de menos cuando mamá descolgaba el teléfono y podíamos hablar. Su voz, su voz llena de vida antes de extraviarse en la tarde. La enfermedad avanza ajena a los sentimientos, ajena a la razón, devorando recuerdos. Ya no se me rompe el corazón cuando contemplo su mirada perpleja, la mirada de una niña perdida en el bosque sin migas de pan en los bolsillos. Donde latía mi corazón ahora hay un pozo oscuro, denso, a veces palpitante, a veces muerto.

domingo, 29 de enero de 2023

Meteoritos

Ni el hielo ni la arena ni
el viento, la lluvia,
terremotos, erupciones
volcánicas, meteoritos: nada
supera al pequeño tiempo,
el pequeño amor.

domingo, 1 de enero de 2023

Nochevieja

Maite, Paula y yo volvemos de casa de mis padres atravesando las calles de Zaragoza. Somos caminantes del tiempo en una ciudad en la que grupos de personas, tiernamente vestidos de gala, vuelven o se dirigen a alguna parte. No hace frío en este lento fin del mundo.

domingo, 24 de julio de 2022

Que nada pesa

Por si muero esta noche o mañana
aquí traigo mi alma, que nada pesa.
He amado mucho y, para mi sorpresa,
he sido amado.

Los pájaros duermen
en la oscuridad.

Mi alma es esto:
cuatro palabras.

No me recordéis:
el mundo amanece,
la noche siempre
pierde la batalla.

miércoles, 13 de julio de 2022

Infierno

Las aspas del ventilador giran mecánicamente pero ya casi me dan ganas de ponerles un nombre y quererlas como se quiere a una novia. Veintiséis grados de temperatura a la una de la mañana. Me ducharé y acostaré sin secarme del todo. Esto es el verano que tantas y tantas personas esperan todo el año, algo que nunca entenderé en este país, que se transforma en un infierno.

El año que viene se jubila mi compañera, profesora, y por fin podremos irnos de vacaciones en marzo, o en octubre, o en febrero. Llevo media vida esperando eso. El verano es una soberana mierda pinchada en un palo. Y cada vez será peor, año tras año. Época de recogerse, como pasaba antaño con los inviernos antiguos. El calor me vuelve loco, afecta a mi cerebro. Voy a ducharme y acostarme mojado sobre la cama. Mañana será otro día.

jueves, 7 de julio de 2022

Vencejos

Los vencejos volando en el cielo a muchos metros de altura parecen insectos bajo las nubes negras de tormenta. No hay aves que vuelen como ellas y sus alas en forma de guadaña, cambiando de dirección a cada momento, más veloces que mi pensamiento que las mira.

Días de tormentas de verano pasajeras, escandalosas, buscando llamar la atención y nada más -es un decir: las tormentas no piensan, sólo existen ajenas a nuestra existencia.

En mi corazón los sentimientos permanecen durante días, durante meses. No lo puedo evitar. Al marido de una amiga mía muy íntima le han diagnosticado una enfermedad incurable que avanza a toda velocidad, y lloramos abrazados ella y yo, y después lloro en silencio al otro lado de mi mesa de trabajo, bajo una sonrisa profesional. Otra amiga, víctima del porcentaje de personas que desarrollan patologías poco conocidas tras haber sufrido el COVID, está desesperada, sin poder recuperar su vida previa, otra amiga a la que quiero muchísimo.

Siento que la muerte y la enfermedad me rodean y acepto cualquier accidente que pueda sucederme mientras contemplo a los vencejos volar frente a nuestro apartamento junto al río. Vuelan a toda velocidad, quebrando su rumbo en una milésima de segundo, girando en el cielo bajo las nubes oscuras que luego descargarán fugazmente su tímida y adolescente tormenta de verano. Acepto lo que venga no por valor, el valor es absurdo fuera de la guerra; acepto lo que venga porque, es algo que he aprendido, no habrá otro remedio, no lo hay. Y no pasa nada. Cuando esta ciudad sea un cúmulo de ruinas los vencejos seguirán volando como insectos en el cielo, haciendo increíbles cabriolas bajo las nubes, volando como sólo ellos saben hacerlo, ajenos a la lejana memoria de nosotros.