martes, 8 de marzo de 2011

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Tengo en el escritorio de mi ordenador la imagen de la galaxia NGC 2841, una inmensa espiral de estrellas girando en el cosmos. La miro sabiendo que ocupa un volumen que mi cerebro es apenas capaz de imaginar y a continuación pienso en el rostro de mis padres. El otro día les di dos besos. A su lado me sentí un gigante mientras mi corazón volvía a ser tierno y pequeño.

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