Había olvidado la felicidad de escribir casi cada día. Este acto sencillo de sentarme delante del portátil, abrir la página y teclear palabras. Su poder. Su consuelo. Su revelación.
Escribir me obliga a articular mi pensamiento, algo que me hace mucho bien porque el mero hecho de escribir me otorga el poder de discriminar, ordenar y determinar qué es lo importante. Escribir me hace mucho bien porque casi siempre es un acto de pura voluntad contra mi cerebro desafinado.
Si dijera: "Mi cerebro desafinado no podrá más que yo, ganaré esta batalla", mentiría claramente, porque mi cerebro es todo lo que soy y él mismo me permite darme cuenta de algo tan evidente.
Pero nunca me rendiré. Sé afinar una guitarra. Sé cantar la nota exacta de una partitura, y está mal que yo lo diga pero tengo ese don, del cual no puedo atribuirme mérito alguno más allá de los genes heredados.
Algún día lograré que mi cerebro esté afinado. Lo estuvo durante los muchos años en los que desconocía que podía no estarlo. La infancia, la juventud.
Nunca me rendiré. Reduzco el campo de batalla al mínimo espacio posible que me rodea. Sólo quiero que mi existencia sea una experiencia afinada, nada más.
jueves, 6 de abril de 2017
Afinación
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5 comentarios:
Que afinadisimo, que exactitud, que redondo..
No. Ojalá fuera verdad pero no. Estaré afinado el día que no necesite medicación para tirar adelante. Bueno, o cuando acepte que necesito esa medicación para estarlo. Cada día estoy más cerca de esa aceptación, pero todavía me queda un poco.
Gracias de todos modos, Yo... (el nombre de tu avatar es la bomba).
Hace un rato estaba pensando en lo que has escrito aquí. Yo no sé si ciertas cosas que hago son un acto de voluntad o no. Sé que cuando dudo si hacer o no hacer algo, hay argumentos que me sirven a inclinar la balanza: 1) el recordar que otras veces me sienta muy bien hacer eso; 2) el preguntarme qué opción me da más vida. A veces me da más vida no hacer algo, parar y descansar, y otras veces, aunque me dé pereza, sé que al final me sentiré más viva y alegre si lo hago.
Imagino que te sientes más vivo cuando escribes, y me alegro.
Un beso
para inclinar la balanza..
Estoy de acuerdo con lo que has dicho, Elvira, escribí que escribir -valga la redundancia- casi siempre es para mí un acto de voluntad. Pero a veces me va muy bien parar y no hacerlo... Cuando escribo, más que sentirme más vivo, siento que controlo un poco algo, no sé, que articulo un mundo, exterior e interior, que generalmente me parece absurdo y caótico. También, ya sabes, lo concibo como un acto de comunión con vosotros.
Un beso.
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