El río, de dos palmos de profundidad, fluye delante de mi piso de alquiler. La luna andará por alguna parte allí arriba, en el cielo. Yo estoy solo y, a la vez, en medio de una muchedumbre. Comienza un nuevo año. Todo es simbólico, teatral, pero vinimos a este mundo para vivirlo poéticamente, como ya se sabe. Dos mil veintidós es un buen título. Dos mil veintidós: sí. Me gusta mucho.
sábado, 1 de enero de 2022
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4 comentarios:
Feliz Año Nuevo, Jesús.
Un fuerte abrazo.
Igualmente, Fernando, un abrazo fuerte.
Todo es teatral, he ahí la clave. Se mire como se mire hasta la mayor gravedad es de una dudosa consistencia. Pero duele. Nos vemos obligados a vivir la vida como farsa. Saludable 2022.
Bueno, Fackel, igual el único modo de vivir siendo humanos es ese. Porque tú y yo sabemos que moriremos, y morirán las personas que amamos. Tal vez el único de vivir y sonreír por la mañana y ser felices a veces sea precisamente esta aparente absurda y risible capacidad para vivir la vida como si fuese una farsa.
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