Después de las copas vuelvo a casa a las tres de la mañana. Ayer estuve toda la tarde en Lérida y al regresar no tuve tiempo de cenar antes de bajar a ensayar, así que ahora me preparo dos huevos fritos que devoro con hambre de lobo en la mesa de la cocina mientras en la radio hablan, a estas horas de la madrugada, de realidades paralelas, de chamanes, del carácter sagrado de la ayahuasca, de viajes cósmicos.
sábado, 29 de enero de 2011
viernes, 28 de enero de 2011
jueves, 27 de enero de 2011
27
Alguien dijo que estaba nevando y todo el mundo miró hacia los ventanales. El runrún del público que esperaba su turno enmudeció. Quienes estaban siendo atendidos dejaron de sentir miedo durante unos segundos. Alguien dijo que era agua nieve, no nieve de verdad.
Anotado por Jesús Miramón a las 20:04 | 365 , Diario , Vida laboral
miércoles, 26 de enero de 2011
26
Salgo del trabajo a las tres y paso a todo correr por el supermercado armado con mi pequeña lista de papel y... ¿qué es esto? ¡Lo han cambiado todo de sitio! Oh, mierda, ahora en vez de tardar diez minutos tardaré quince o veinte y estoy hambriento como un animal porque hoy tampoco he podido comer nada en toda la mañana. Llamo a casa avisando de que tal vez llegue un poco más tarde de lo previsto y me dicen: «Se te escucha muy cansado, déjalo, ya iremos mañana u otro día». «Ah, no, no podría soportar una tercera noche sin mi yogur», contesto con cierto deje de desesperación en mi voz. «Vale, pues lo que quieras, ya llegarás». Cuelgo el teléfono sintiéndome el tipo más tonto del universo y a continuación salgo disparado en busca de los yogures, ¿dónde demonios los han puesto?
martes, 25 de enero de 2011
25
Me gustan estas gélidas mañanas con temperaturas bajo cero, los campos cubiertos de escarcha, la transparencia del aire, los charcos helados, los arbolillos en cuyas ramas más altas algunos pájaros se exponen a los primeros rayos del sol para ahuyentar de sus cuerpos el frío nocturno. ¿Cómo es posible que un gorrión que pesa poco más que un pedazo de pan pueda sobrevivir a noches como estas?
lunes, 24 de enero de 2011
24
En la música el instante verdaderamente sustancial, único, irrepetible, carece de sonido. Es el momento en el que mi directora, de espaldas al público, sonríe sólo para nosotros, levanta las manos siendo absolutamente consciente de que todos estamos concentrados en ella, y con un gesto hace que todo comience. Es también el momento en el que la pieza termina, las notas han expirado y el tiempo parece haberse detenido para siempre antes del estallido de los aplausos.
domingo, 23 de enero de 2011
23
Salgo a la terraza a buscar leña para alimentar el fuego. Dos calles más allá, en otra terraza, un hombre habla por teléfono y el eco de su potente voz africana viaja a través de la noche hasta alcanzar mis oídos. En alguna parte alguien ensaya con una trompeta repitiendo una y otra vez las mismas notas. Lo que debo comprender con claridad es que todo esto es real.
sábado, 22 de enero de 2011
22
Después del ensayo vamos al Chanti a tomar una copa. Junto a la puerta han instalado una estufa exterior para quienes deseen salir a fumar, pero no hay nadie. La luna llena brilla en el cielo nocturno.
Anotado por Jesús Miramón a las 03:19 | 365 , Después del ensayo , Diario
viernes, 21 de enero de 2011
21
Me acuesto en la camilla y una chica joven de pelo corto coloca mi cabeza bajo la máquina, me pide que no la mueva, «tampoco para decir sí o no», y la sujeta con una correa. «Cierra los ojos, por favor, y sobre todo no te muevas», dice antes de alejarse. Cierro obedientemente los ojos y escucho los ruidos electrónicos del anillo que comienza a girar y moverse alrededor de mi cráneo. Sé lo que está haciendo: rayos X de múltiples cortes axiales de mi cabeza en tres dimensiones, lo que generará una imagen exacta de huesos y tejidos blandos. Al cabo de pocos minutos termina. La chica de pelo corto, amable y sonriente, me dice que tendré los resultados a partir del miércoles que viene. Salgo a la calle, donde hace mucho frío. Me gustan las ciudades por la mañana, cuando los niños no han salido todavía del colegio. De camino hacia el coche alzo mi rostro a la luz del sol.
jueves, 20 de enero de 2011
20
Por absurdo que parezca, cuando la niebla escampó todo seguía igual: la torre del campanario de la iglesia, la fachada trasera de los edificios sin revocar, el pequeño parque junto al centro de día de la tercera edad, la leña apilada contra la pared. Giré la cabeza a la derecha y advertí que también el vecino que no saluda nunca a nadie seguía allí. Sólo por probar le dije: «Buenas tardes». Me observó brevemente atravesándome con la mirada, no dijo nada y se fue.