Después de las copas vuelvo a casa a las tres de la mañana. Ayer estuve toda la tarde en Lérida y al regresar no tuve tiempo de cenar antes de bajar a ensayar, así que ahora me preparo dos huevos fritos que devoro con hambre de lobo en la mesa de la cocina mientras en la radio hablan, a estas horas de la madrugada, de realidades paralelas, de chamanes, del carácter sagrado de la ayahuasca, de viajes cósmicos.
sábado, 29 de enero de 2011
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